Aclamado por un plenario repleto. Así hizo su entrada ayer, en el gran salón de actos de la Conferencia Política del PSOE, el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Repartiendo sonrisas y saludos cariñosos a izquierda y derecha. ZP, pese a la negra herencia económica que dejó al marcharse, sigue suscitando en los suyos un sentimiento de entrega que, en el caso de Felipe González, hace tiempo que se enfrió.
Invitado de honor en el foro abierto sobre igualdad, el ex presidente aprovechó para reivindicar la política de sus sucesivos gobiernos en favor de las libertades y los derechos civiles. Lo hizo con ese estilo suyo amable, sin pizca de acritud ni de amargura, dejando buen sabor de boca en la audiencia.
Habló de toda la gama de políticas sociales que activó cuando España todavía era un país que económicamente marchaba bien, o eso parecía. Así, se refirió al sistema de pensiones, para el que reclamó una defensa cerrada, porque, en su opinión, es un factor esencial para luchar contra la desigualdad. Como también lo es, dijo, el salario mínimo interprofesional. Ambas prestaciones fueron elevadas en su mandato.
También recordó su decisión de regularizar a más de 600.000 inmigrantes que se encontraban en situación ilegal en España, una medida que le ocasionó quebraderos de cabeza, hasta el punto de que incluso se le reprochó desde la Unión Europea.
Pero cuando el ex presidente echó el resto fue al embarcarse en la que fue su política en favor de la igualdad, «la razón de las razones» de los socialistas, dijo, y que ha llegado a hacer de España uno de los países «más tolerantes del mundo».
«Si hay algún cambio social que puede considerarse como decisivo en la España de la libertad y la democracia, el más decisivo», remachó, «ha sido el protagonizado por las mujeres en favor de los derechos, la libertad y la igualdad».
Zapatero no olvidó recordar que la primera ley que aprobó su Gobierno, nada más llegar a La Moncloa, fue precisamente la de Igualdad. Y, además, insistió en que siempre apostó por dar ejemplo desde la Presidencia en este terreno.
Al hilo de esta apreciación, el ex presidente, ya a punto de terminar su participación en el foro, quiso rendir homenaje a todas las mujeres que se sentaron con él en el Consejo de Ministros.
En especial, se refirió a las tres que desempeñaron carteras de Estado. Y citó a la que fue primera vicepresidenta en la Historia de España, María Teresa Fernández de la Vega; a la que dirigió el Ministerio de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, y, cómo no, a la primera ministra de Defensa, Carme Chacón. Cuando pronunció este último nombre, hubo una salva de aplausos.
Felipe González, por su parte, intervino en otro foro previo pensado para debatir sobre la globalización. Sus palabras destilaron gotas mucho más pesimistas que las de Zapatero.
González prefirió centrarse en la situación económica que actualmente vive España y aseguró que todos los indicios de recuperación de los que habla el Gobierno de Rajoy no son sino «cuentos». En su opinión, no hay ningún indicador, como el desempleo o la deuda pública, que avale la supuesta «salida del túnel» que vende el PP.