Sangre, sudor y muchas lágrimas

Esto va a ser sangriento. Dos semanas mal contadas de pretemporada, un par de partidillos amistosos, y a meter 66 encuentros en apenas cuatro meses de «temporada irregular», como la llama nuestro compañero (y sin embargo amigo) Peter Vecsey, periodista de The New York Post y lengua viperina de la NBA.

El cálculo es fácil: más de 15 partidos por mes hasta finales de abril, con al menos una sesión asesina por equipo de tres encuentros en tres días. Jugadores con escasa preparación previa, salvo los muy profesionales (como los hermanos Gasol) o los pocos que hicieron bolos europeos. Si echamos la vista atrás a la temporada 1998-99, la del primer lockout (50 partidos en 80 días), el balance de lesiones fue brutal. Y aquí, dos días antes del inicio ya tenemos a Brook López con un tornillo en el pie y media temporada perdida, a Kobe Bryant con una lesión inoperable de ligamentos en su mano derecha y a Stephen Curry con un macro-esguince de tobillo.

Estas temporadas anormales producen, al principio, un juego pobre y descoordinado por falta de entrenamiento, lo cual unido a las lesiones puede descabalar los más sesudos análisis.

No parece, con todo, arriesgado predecir que el descenso de los Lakers a los infiernos va a acentuarse un poco más, en un proceso de supuesta reconstrucción que anuncia meses amargos para Pau, siga o no siga en la plantilla. Los Lakers pueden incluso acabar segundos en la competición local de Los Ángeles. Y tampoco sorprenderá a nadie que -con la salvedad de la previsible plaga de lesiones- el pronóstico se incline por el retorno del anillo al Este, sin duda para Miami, o quizá para Chicago.

Con Udonis Haslem al fin al 100% y la llegada de un hombre de equipo y excelso defensor como es Shane Battier, los Heat del trío de la gloria James-Wade-Bosh parecen tener todo lo necesario para no dar el petardazo de la temporada pasada. Y, sin embargo, alguna duda subsiste. En particular, ésta: ¿Basta un base segundón como Mario Chalmers para llevar la batuta de esta orquesta?

Chicago, si tropieza Miami, parece listo para dar el salto. Con una salvedad, la que apuntó Kobe a su amigo Wade tras ser arrasados por los Heat: «No teníais a nadie que jugase en el poste bajo. Y se ganan los títulos presionando a la defensa por el interior». Carlos Boozer es, en teoría, el encargado de hacer justo eso en el quinteto de los Bulls. Pero ante Miami desapareció. ¿Y esta vez?