Mi vida sin ti

LAS SILLAS vacías. Las ausencias. Ése es el verdadero abismo. No encontrar su mirada, ni sus gestos, ni sus ojos abiertos como platos buscando alrededor. En un día como hoy, en que las emociones se abren paso a codazos entre los langostinos y el jamón, encontrarte sentado entre nosotros es el mayor milagro. Me cuesta imaginar el dibujo sin tus razones, sin tu forma de percibir el mundo, de besar a tus nietos o de desenredarme las dudas. Porque no hay nada más extraño que mi vida sin ti. En un día como hoy, merece la pena priorizar lo importante. Porque estar juntos es una manera de sentirnos vivos. Porque somos conscientes de que nos necesitamos. Porque merece la pena una sonrisa. Por los que están, y por los que se fueron. Por los que se quedaron, con una herida tan profunda que tienen que aprender a vivir de nuevo. Otra vida. La de las ausencias. La de la foto sin ellos. La de la silla vacía. Por eso, hoy te miro, y sueño con detener el tiempo, este instante en que sigues aquí, entre nosotros. En que ha sido posible un año más. Entre los problemas y la angustia, entre la incertidumbre y las facturas, entre los recortes y las dificultades, tú sigues ahí. Y ésa es una buena razón para encender las velas, para poner el árbol, para cantar, aunque sea desentonando. La familia, ese fuego de amor y odio que a menudo se olvida de valorar lo que tiene para perderse entre lo que le falta, entre lo que ha hecho mal, o no ha sabido gestionar, y que hoy se pone a prueba alrededor de una mesa que esconde lo mejor y lo peor de cada uno. Porque somos responsables de nuestro estado de ánimo y porque es una buena oportunidad. Porque mañana será otro día y los problemas los mismos, y un paréntesis no hace daño a nadie. Porque tienes dos opciones, disfrutar o perdértelo, y es una pena que se te escape el tiempo dudando. Porque siempre puede ser peor y seguro que lo que hay no está tan mal. Porque es una buena excusa. Porque los regalos son lo de menos y las cosas cambian. Seguro. Porque lo has hecho lo mejor que has podido. Y un día como hoy a lo mejor tiene algo que enseñarte. Las ausencias. Las sillas vacías. Eso es lo verdaderamente irreparable. Y a pesar de todo el ser humano es capaz de seguir. Y de volver a sonreír para no ahogar a los que están a su alrededor haciendo su propio esfuerzo. Por ellos. Por su fortaleza. Por su capacidad. Por su entereza. Feliz Nochebuena.

@cayetanagc

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