Recaudar no es ahorrar

En política las incoherencias se pagan, pero en economía, te arruinan. Por eso resulta clave, cuando se adoptan medidas que afectan al bolsillo de los ciudadanos, explicar claramente tanto su génesis como sus consecuencias hasta donde sea humanamente posible.

El Gobierno catalán presentó ayer su proyecto de Presupuestos para 2012 con un monto consolidado de 29.727 millones y un déficit previsto de 1,3% del PIB. Las cuentas establecen tres nuevas vías para aumentar los ingresos fiscales: un tique moderador del gasto farmacéutico, un aumento del tramo autonómico del impuesto sobre hidrocarburos y una tasa de pernoctación turística. Por las gasolinas, la Generalitat piensa ingresar unos 130 millones de euros. Por el tique y la tasa, esperan unos 100 millones por cada una.

El tique moderador de 1 euro por receta (con un pago máximo de 61 recetas al año) es una medida disuasoria que combate el abuso. Nadie puede creer que con 100 millones la Sanidad catalana va a taponar sus déficit. Se trata de racionalizar el gasto. Es en definitiva una medida de ahorro. Pero las gasolinas y la tasa turística son medidas recaudatorias. Y hay que tener cuidado al combinar ambas, porque su distinta naturaleza causa efectos económicos diversos. Así, el hecho de que el tique y la tasa generen idénticos ingresos dispara de inmediato una analogía mental: ¿se pretende disuadir con esa tasa que vayan visitantes a Cataluña?

La Generalitat dirá que no era ésa su intención. Pero puede resultar que así sea, lo que nos obliga a plantearnos si la tasa no terminará volviendo menos competitivo al sector turístico, poniendo palos en las ruedas de una de las pocas áreas en las que tenemos ventajas. Y entonces habrá que calibrar si para recaudar 100 millones valía la pena perder lo que se dejará de percibir por IVA y por la caída de actividad que se verá agravada por una recesión que ya está aquí. ¿Hay un estudio al respecto? Si lo hay, la Generalitat no lo empleó ayer para apoyar su decisión.

La justificación que dio el consellerAndreu Mas-Colell tampoco fue muy coherente. Dijo que la tasa se aplica en ciudades como Roma o París. Y, como si quisiera hacerse perdonar por el gremio turístico, añadió que la mayoría de lo recaudado se destinará a la promoción del sector. ¡Craso error! Ese argumento equivale a cogerle su billetera al ciudadano y decirle que el Estado sabe gastar mejor su dinero que él. Es un razonamiento intervencionista inaceptable.

Mas-Colell podía haber dicho que su tasa se inspira en razones medioambientales (como sucedió con la desgraciada ecotasa balear) o que le parece justo que los visitantes ocasionales compartan los costes de mantenimiento de las infraestructuras de las grandes urbes. Pero no lo hizo así.

Lo peor es que el sector turístico sospecha, con fundadas razones, que lo recaudado se destine a mantener la ruinosa aventura de Spanair, aerolínea convertida en compañía pública catalana por el tripartito. Artur Mas prometió que se desharía de ella, pero se ve que además de no tener dinero, tampoco tiene prisa.

john.muller@elmundo.es