‘Pulp Fiction’ en el Congreso

En mayo habrá elecciones en la Europa lívida, monopolio del verbo. El continente acorralado por los países que saqueaba –ahora llamados emergentes– y por China –que quiere imponer su sistema– llama a los ciudadanos a votar cuando aún el euro sigue en peligro y la misma Unión continúa amenazada por la calamidad del nacionalismo en Escocia, la Padania y Cataluña.

A pesar de ello, los diputados españoles, que volvían de las vacaciones de invierno como los aristócratas, no hablaron de Europa, sino de sus problemas domésticos y aspiraciones. Los partidos aún no han elaborado las listas. Mariano Rajoy no habló de los carteles ni en Toledo ni en ninguna parte. Un sector del PP quiere quitarse de encima a Javier Arenas mandándolo a Bruselas, pero quitar a Oreja, también cristiano, iba a provocar más contratiempos que soluciones.

En el pleno, las Señorías se liaron a bibliazos. Esa es la línea correcta, porque la Biblia inspiró a Europa. Dijo Steiner que el continente se forjó en las Sagradas Escrituras, en la herencia de Atenas y Jerusalén, una relación conflictiva y sincrética. «Ser europeo es tratar de negociar moralmente, intelectualmente y existencialmente los ideales y aseveraciones rivales, la praxis de la ciudad de Sócrates y de la de Isaías».

La sesión me recordó a Tarantino en Pulp Fiction y a Samuel Jackson con la Biblia y la metralleta. Los diputados recitaban pasajes citando el capítulo y el versículo. Como escribió Erasmo: «Está comúnmente aceptado el privilegio de los teólogos de retorcer los cielos –esto es, las Escrituras– como los curtidores hacen con el cuero». Este privilegio ha sido heredado por los políticos, incluidos los ateos. Alfredo Pérez Rubalcaba provocó a Rajoy, con el que cada vez fuma más puros, diciéndole que la mejoría de la prima de riesgo era consecuencia, no de su acierto, sino del Banco Central Europeo y de Draghi. Para reforzar su tesis, citó irónicamente el Evangelio: «Una palabra tuya bastará para sanarme». Mariano Rajoy improvisó sarcásticamente: «Si la prima sube y baja por la palabra de Draghi, en vez de venir aquí y decir que una palabra suya me sanará, debería venir y decir: ‘El que esté libre de pecado que tire la primera piedra’».

La alforja de sermones continuó con Coscubiela, ex dirigente obrero, de Izquierda Plural. «¿En qué puñetas consiste –preguntó a Rajoy– la recuperación de la que hablan?». Les acusó de esconderse en las estadísticas y de hacer campañas de lifting. «Son ustedes –dijo– los fariseos del siglo XXI. Predican austeridad sin practicarla». Ahí tienen a un rojo con el látigo de Jesús, insultando a los que mienten en el templo y perjuran. Rosa Díez no iba a ser menos en el tabernáculo. Primero nombró a Jeremías para recordar las profecías no cumplidas y terminó con un cita izquierdista-evangélica de san Mateo que sintetiza la crisis: «Porque al que tiene le será dado y tendrá más, y al que no tiene le será quitado».