‘Le bel âge’

¡QUIA!

ESTA MAÑANA temprano, cuando marchaba hacia el colegio, parece que una de mis queridas hijas ha cogido un par de huevos de la nevera y se los ha metido en el bolsillo. Como anunciaba que no vendría a comer, su madre ha creído que se trataba de su alimentación, descuidada, proteínica y adolescente. Pero yo sé que no. Yo sé que son para tirárselos esta tarde a la policía. Hay mani contra la ley de Educación.

Estas aguerridas tardes contra la poli se han convertido en uno de los mejores planes posibles de la juventud, edad siniestra: J’avais vingt ans. Je ne laisserai personne dire que c’est le plus bel âge de la vie, concretó Paul Nizan. Hasta ahora el chute de adrenalina ha salido barato. De ahí que me parezca buena idea que el ministro del Interior quiera hacer pagar caro los destrozos, los insultos y las vejaciones. Aunque se comprenderá que yo experimente una particular inquietud.

La niña de los huevos tiene ya sus 16 fornidos años, bien cumplidos. Tiene sus necesidades biológicas y, lamentablemente, tiene también ideales. A esa edad ya puede tomar gran número de decisiones sobre su vida. No sólo puede conducir cualquiera de esas motos peligrosísimas. ¡La señora Ana Mato le permite incluso el sexo! Y tiene responsabilidad penal. Debo decir también que tiene una edad que provoca que la policía se muestre algo remisa a intervenir cuando el juicio de sus padres sobre los límites de su libertad no coincide exactamente con el suyo.

Y sin embargo, el Ministerio del Interior, con el entusiasta asentimiento de la Defensora del Pueblo, quiere hacer pagar a los padres los destrozos que causan estos machotes/as. Hombre, hombre.

La responsabilidad de los padres en la conducta de los hijos es mucho menos mecánica y decisiva de lo que quiere la vulgaridad general. Los planes gubernamentales parten de esta convicción, que protege el funcionamiento del mundo pero que tiene poco que ver con la verdad. En cualquier caso son planes que desprenden un inesperado aroma a corrección política. O sea: una protección del menor a pesar de sus salvajadas. Mucho más interesante y formativo sería que el menor pagara sin persona interpuesta. Trabajos forzados, por ejemplo: no me conmovería.

La verdad es que preveo una ola de emancipaciones anticipadas. La responsabilidad paterna no podrá aguantar esta escalada de precios.