Trilogía

Los tres ex presidentes vivos que aún permanecen activos han publicado libros en este mes de noviembre: Aznar y Felipe González, ayer. Lo de Zapatero que se presentará el día 26 no son unas memorias, según dice, sino un libro de Economía, una crónica del vértigo que lo arrastró 600 días hacia el final, y por eso me parece el más admirable de los tres. Por ese afán de escribir sobre materias que se desconocen, pero, ¿acaso no es fe creer lo que no vimos? En una de las aventuras de Astérix, Obélix manifiesta su perplejidad cuando el jefe se queja de dolor en el hígado: «No sabía que pudiera doler una cosa que no sé lo que es».

Felipe González presentaba un ensayo sobre el liderazgo, En busca de respuestas, ayer por la mañana en el Círculo de Bellas Artes. Tiene su aquel. Lo decía el difunto Fernán Gómez a la salida de La Bodeguilla, la primera vez que fue invitado: «Y este señor, ¿para qué nos llama a hacer tertulia, si ya se lo sabe todo?». ¿Qué respuestas podrá buscar quien cree tenerlas todas?

Por la tarde, Aznar bautizaba la segunda entrega de sus memorias, El compromiso del poder, en el hotel Intercontinental. A Winston Churchill le bastaron las suyas ¡seis entregas! para ganar el Nobel de Literatura, pero aquello fue una rareza. Quiero decir que no creo que ninguno de nuestros tres estadistas vaya a ganarlo, aunque podrían disputarse el próximo Planeta, que tampoco está mal dotado.

Las dos últimas podrían haber motivado una justa literaria de interés, pero no ha podido ser porque cada uno se dedicó a reñir a los suyos. Aznar expresó a los periodistas: «A mí, lo que me preocupa de Rajoy es que tenga las ideas claras», dijo, sin que el descubrimiento de su preocupación le lleve a pensar: «Me equivoqué con el delfín». El aparato de Génova estuvo ausente casi en su totalidad.

Felipe es mucho más florentino y se da maña para envolver la daga en el halago y, lo que es aún más consolador, a acompañarlo de un pellizco de monja al adversario: resulta que Rubalcaba, la mejor cabeza de España, tiene una crisis de liderazgo, no se puede tener todo al mismo tiempo. Claro que Rajoy no lo ha tenido nunca.

A mí me gustaría que Felipe encontrara alguna respuesta que late, quizá inadvertida, en su pregunta: el liderazgo, ¿nace o se hace? La aseveración sobre Rajoy da a entender que, al revés que el presidente, el jefe de la oposición lo tuvo y lo perdió en algún momento de distracción, como pierden el virgo las mozuelas en la era de su pueblo o en su habitación de estudiante en la Europa del Erasmus, que ya no va a recortarles el ministro Wert. También cabe preguntarse si la crisis es pasajera y en cualquier momento podemos volver a Rubalcaba remozado y repleto de carisma. Si la crisis es definitiva, habrá que ponerse a buscarlo en sitios insospechados: Chacón, López, Madina, ¿Talegón?

González comparó a los ex presidentes con los jarrones chinos que ocupan mucho y nadie sabe dónde ponerlos. Ellos mismos han ocupado el centro de la salita y no queda espacio para casi nada más.