Una ONG afín al PSOE simuló dietas para financiarse con dinero público

Inspección de Trabajo investiga a SEMHU por pasar gastos ilegales a Exteriores

La Sociedad Española de Medicina Humanitaria (SEMHU), una organización no gubernamental afín al PSOE, simuló dietas para financiarse a costa de la ayuda oficial al desarrollo. Su presidenta, Pilar Estébanez, que fue concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid, llegó incluso a pagar a su asistenta colocándola como falsa ponente en un curso.

La SEMHU, que dice «promover una formación permanente para mejorar la capacidad de los profesionales» en este campo, burló los controles de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) y de la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional (Seci) con el fin de captar fondos públicos de forma opaca y sistemática para financiarse.

La SEMHU no sólo cometió presuntas irregularidades en el ámbito laboral, sino que utilizó todas las artimañas contables imaginables para lograr dinero de las arcas estatales: simuló «pagos en concepto de dietas como forma de financiación de la organización para gastos en comidas privadas, copas y actividades que nada tienen que ver con el objeto de la subvención»; «realizó abonos ficticios a personas que nada tenían que ver con el proyecto de cooperación»; «inventó dietas para pago de nóminas»; colocó a su señora de la limpieza como ponente de unas jornadas para así pagarle los servicios del hogar, y, entre otras desviaciones, pasó gastos a las arcas públicas en concepto de kilometrajes que nunca se hicieron.

Así consta al menos en el dossier que obra en poder de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, que desde hace nueve meses investiga a la organización no gubernamental y que ya ha requerido diversa documentación a la SEMHU, paralizando así el plazo de la prescripción de las irregularidades.

La Sociedad Española de Medicina Humanitaria está presidida por Pilar Estébanez Estébanez, ex concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid durante la legislatura 2003-2007. Fue una de las mujeres de confianza de Trinidad Jiménez –ex ministra de Exteriores– cuando ésta fue líder de la oposición en el Consistorio.

Estébanez es médico de formación y trabaja como consejera técnica del Ayuntamiento de la capital en el área de Madrid Salud, un departamento de gestión de la política de salud pública y tratamiento de las adicciones. También fue cofundadora de Médicos del Mundo.

Según la propia web de la ONG, sus objetivos son llevar a cabo «programas de formación y capacitación interdisciplinaria» en el terreno de la medicina humanitaria; la «atención sanitaria a grupos vulnerables o en riesgo de exclusión social, tanto en nuestro país como en países en desarrollo»; la «defensa y potenciación de los sistemas sanitarios públicos»; el «desarrollo de los sistemas de salud a nivel local» o la «investigación sobre desigualdades en salud».

Desde que nació en 2008, la SEMHU ha conseguido dinero público de las convocatorias de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores), trampeando los requisitos exigidos en numerosas ocasiones.

Igualmente, la organización utilizó las mismas artimañas para optar a las vías de financiación directa que tiene la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional (para proyectos inferiores a 12.000 euros), por entonces dirigida por la actual portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados, Soraya Rodríguez.

La práctica sistemática consistía en pasar a la Aecid y a la Seci dietas y gastos fantasma, una forma de pagar a los que no tenían contrato y/o de inflar los ingresos de la organización.

En algunas ocasiones, a muchos de los ponentes invitados a sus jornadas (y a no ponentes también) se les pagaba con dietas (y no como honorarios profesionales o con contrato laboral, que es lo que correspondería), para así no incluir la obligada retención a cuenta del IRPF y/o correspondiente cotización a la Seguridad Social.

En otras ocasiones, también se abonaban dietas a cargo del dinero público durante las jornadas y encuentros a personas que viven y trabajan en Madrid, cuando esta forma de pago sólo se puede utilizar con personal laboral (con contrato de trabajo) y siempre que éste se haya tenido que desplazar del municipio donde tiene su sede laboral.

Y luego había casos tan burdos que darían para un sainete.

Así pasó con Alina I. I., una mujer rumana sin permiso de trabajo hasta hace unos meses y que limpia desde hace años en el hogar de la presidenta y en el propio local que la ONG tiene en la calle Daoiz (sin haber sido contratada nunca por las horas que va a trabajar).

La limpiadora rumana estuvo atendiendo en la casa de Estébanez durante una cena. Alina cocinó y sirvió. Ese servicio extra se le remuneró pasándole a la Seci una «dieta de colaboradora», colándola como médico ponente en las III Jornadas de Medicina Humanitaria de la SEMHU, celebradas en CaixaForum el 29 y 30 de marzo de 2011. A la empleada del hogar (por entonces sin autorización para trabajar en España ni, por tanto, contrato de trabajo) se le abonaron 100 euros, que fueron incluidos en la justificación de la subvención que finalmente pagó la Seci.

Algo similar ocurrió con Álvaro P. M., un estudiante de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid y amigo de la tesorera de la ONG. El veinteañero estuvo trabajando para la SEMHU como auxiliar administrativo, sin contrato ni cotizaciones a la Seguridad Social, en octubre y noviembre de 2011 en Madrid. Pero como no sabían cómo justificar sus emolumentos, fue incluido como relator (un relator siempre es un profesional de reconocido prestigio en el ámbito de la cooperación o de la medicina) en las paradójicamente llamadas Jornadas de Reflexión y Promoción de la Formación, Acreditación, Evaluación e Investigación en la Medicina Humanitaria que se desarrollaron el 25 y 26 de noviembre de ese año en el castillo de San Servando de Toledo.

El caso es que Estébanez animaba a los suyos a pasar gastos aunque no hubieran existido. Eso sucedió frecuentemente con las dietas por kilometraje, por ejemplo.

La legislación recoge que, cuando una ONG trabaja con proyectos financiados por la Aecid, sólo se pueden pasar dietas (con un tope de 100 euros al día para alojamiento y manutención) a cargo del erario público si los intervinientes en el proyecto de cooperación en cuestión son personal contratado de la ONG o voluntarios que estén como tales según la normativa vigente (implica que han de estar inscritos en un registro, tener un seguro, etc.). Si no es así, cosa que sucedía con frecuencia en la SEMHU, es necesario presentar una factura, requisito que la ONG eludía con frecuencia.

Estébanez animaba por escrito a sus miembros de la junta directiva a que colaran gastos por kilómetros que no se hicieron. Así ocurrió en el Curso de Emergencia y Logística que la SEMHU hizo en el sanatorio de Fontilles (Alicante) en 2009.

En una carta remitida a sus compañeros de ONG, la presidenta de la sociedad humanitaria reclamaba a los compañeros que no dieron clases en las jornadas (e incluso a los que no fueron) que pasaran gastos individuales por unos kilómetros Madrid-Fontilles-Madrid que muchos hicieron en el mismo coche y que otros ni siquiera hicieron: unos 460 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. A razón de 20 céntimos cada uno. Esto es, unos 180 euros de dieta.

«Necesitamos que los miembros de la junta, los que no dieron clases y no habéis entregado ningún recibo de viaje, nos deis el visto bueno para entregar unos recibos de viaje en coche Madrid-Fontilles para estar el primer día del curso y presentar a la SEMHU. Os mandaremos el recibo mañana».

La propia Estébanez pasó dietas por kilometraje en aquella ocasión, según obra en la documentación en poder de EL MUNDO. Pero el caso es que ella, al menos por entonces, no tenía coche propio. Su viaje lo realizó en barco desde Baleares. Lo que no impidió que pasara los gastos en dietas por kilómetros a cargo del erario público.

Aunque en su información corporativa la ONG señala que está constituida por un colectivo de 150 profesionales en el campo de la atención primaria, la medicina, el derecho o la logística, lo cierto es que la sociedad presidida por la ex concejal sólo cuenta con una persona contratada.

Entre los que esporádicamente han tenido una relación laboral con la SEMHU está su propia hija, María Giráldez, que fue contratada durante cuatro meses con un gasto mensual a cargo de la subvención de 3.500 euros para el proyecto de la llamada videoteca internacional de medicina humanitaria, una serie de documentales sobre cooperación en los que la hija de la presidenta aparece como directora y realizadora y la propia Pilar Estébanez figura (al menos en una ocasión) como guionista.

En la contabilidad interna, María Giráldez aparece casi siempre sin el segundo apellido porque así lo pedía su madre. Aunque una ONG puede contratar laboralmente a miembros de su junta directiva y a familiares siempre que no lo prohíban sus estatutos, fuentes del mundo de la cooperación señalan a este periódico que, cuando estos contratos son a cargo de una subvención pública, es éticamente reprobable fichar a familiares: «Daría la sensación de que el proyecto se diseña para colocar a tu gente».

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