¿Todos cómplices?
POR DESCONTADO que hay gente para todo. Incluso para dar dinerales a los partidos, como estamos en situación de comprobar ahora, con el PP, dentro y fuera de la cárcel. Pero si alguien cree que todo ello es producto de la pura generosidad ideológica, se equivoca. Cuando alguien, que tiene dinero, lo ofrece no es gratis; ni siquiera porque políticamente esté de acuerdo con un ideal. La gente de dinero forma parte de una comunidad diferente a la de la gente que no lo tiene. No siempre opuesta, pero casi. Basta observar por encima el proceso de Fabra, el superhombre. La derecha es una cosa; la izquierda es otra muy distinta. Precisamente si hoy andamos a tientas es porque dudamos de esa última verdad, y hasta los partidos laborales o sindicales cuecen impacientes habas. Seamos sinceros: la vida es una tómbola, ton, ton, tómbola; a mí personalmente me da náuseas el tema del PP y sus tesoreros y sus tesoros múltiples y sus Bárcenas mayores o menores. Y me abruma de vergüenza el vergonzoso asunto de los ERE. Y me da aún más asco que los sindicatos de trabajadores, a los que siempre quise, estén hoy día en el alero desequilibrado. La política laboral no consistía en eso. Espero que, no tardando, siga sin consistir. Si no, habremos terminado. Por lo menos yo, que estaba a punto.