Dolor de cabeza
EL PORVENIR de la Hacienda española es mucho más oscuro que la boca de un lobo. Los presupuestos, que siempre van a peor, hacen retroceder la inversión 25 años: estará como a finales de los 80. Las pensiones, el paro y los intereses absorberán la mitad de los recursos del Estado. No quiero alarmar diciendo que, dada mi salud, yo no seré testigo de lo que nos espera. Las manos en que estamos servirán para hacer buenas paellas, pero quizá no para más. El pago de intereses aumenta la cifra real de este año. ¿Y de invertir? Sólo el Papa parece respetar a los invertidos. Montoro se expresa en breve: «No hay dinero para invertir». Ni para lo contrario. ¿Y las subidas tributarias? Subirán 32.000 millones en el 14: para empresas, no para particulares. Las pensiones sí suben: un 0,25%; pero ante las caídas del poder adquisitivo que se nos vienen encima, todo eso es cachondeo... Y luego, la sandez: los salarios más altos cotizarán más: lo que no se va en lágrimas va en suspiros. Los sueldos normales bajarán, pero cotizarán menos, vaya por Dios... Aunque también, para evitar su soledad descenderá el poder adquisitivo. Una vez más. Y menos mal que la factura del paro se estancará en 30.000 millones... Por si era poco, qué dolor de cabeza.