Bárcenas es un gato

Me han avisado: no tengas el teléfono conectado al ordenador porque te pueden grabar hasta los ronquidos. Los métodos se han modernizado desde las cintas magnetofónicas que hundieron a Nixon. Hoy las pistolas humeantes son más sofisticadas.

Mientras Luis Bárcenas mira Te vas a enterar o Más vale tarde, le preguntan por las grabaciones y él insiste en que ni siquiera las conoce su abogado Javier Gómez de Liaño. Alguien cercano al ex tesorero me repite: «Hay grabaciones. Entre muchos pillados hay un ministro». Escribí hace unas semanas que antes de irse a la sombra Luis Bárcenas lo grabó todo y dejó a tres incondicionales tres mochilas que contenían vídeos, talones, recibís y un saco de dormir, donde había unas botas de esquí y donde se guardaba lo más importante.

Hoy les puedo añadir que uno de los tres depositarios de las grabaciones sigue grave y que el que guarda el saco de dormir no es, como yo pensaba, un empleado de Génova, sino un alpinista extranjero.

¿Acaso hay algo que pudiera ser un tiro en la frente del Gobierno? Me contestan: es posible que no haya esa última bala, porque se han tirado muchas y no ha pasado nada.

Un amigo conocedor de los laberintos del caso me resumía la situación: «Lo de Bárcenas, el PP lo da por descontado. Parecía un tigre del Himalaya y ha resultado un gato alpino». Pero entonces, ¿por qué se preguntan unos a otros: ¿suena mi nombre?, ¿aparezco en algún cheque?, ¿estoy en algún recibí? La verdad es que no tienen ni puta idea de cómo habrá descrito el estado de los calzoncillos o bragas el tesorero-confesor-cantarra que los ha lavado durante 25 años.

Pedro Arriola no es el Paracelso o Simón el Mago, pero sabe que el azar no existe y que el descenso de la intención del voto al PP responde a causas objetivas y una de ellas se llama Bárcenas. Rajoy trabaja para darle la vuelta a las previsiones. Cree que hay cosas que no se podrán probar y además ha declarado un fiscal que el caso puede quedar en nada. La Sala dice que sobre Luis Bárcenas se acumulan indicios de haber cobrado 72.000 euros de Francisco Correa, y que eso es cohecho; ni siquiera saben que un senador de la oposición no comete cohecho porque no puede autorizar obras públicas.

A Ruz, un juez de 35 años, lo van a enredar; quizá sueñe con repetir la hazaña Correa,al que tuvieron rejado casi cuatro años. Si entrullan a Bárcenas sólo dos años, pasarán las elecciones y aún no habrá llegado el juicio. Por eso dan por descontado el caso. No creen en las grabaciones del alpinista y piensan que Bárcenas es un gato de papel.