PSOE y ERC, una historia común

El PSC se une al mal llamado «derecho a decidir». Y el PSOE mira hacia otro lado ante lo que no es sino la más burda violación del verdadero y constitucional derecho a decidir de todo el resto de sujetos soberanos. De todo el resto de españoles.

No falta quien sigue buscando explicaciones esotéricas al comportamiento de los socialistas. Quien asegura que «el PSOE no es así», que «volverá a la cordura». Pero es bueno recordar los orígenes del socialismo español. Porque de casta, y rancia casta, le viene al galgo.

Las primeras elecciones de la II República ampararon el auge de Esquerra en Cataluña. La Lliga de Cambó se desplomaba y surgía en esta región una fuerte división entre el posicionamiento más moderado de la Lliga y el nacionalismo extremo de la Esquerra. Los viejos partidos republicanos perdían influencia en Cataluña y los socialistas apenas lograban afianzarse.

Pero el auge de Esquerra en su feudo fue acompañado por el fuerte impulso en el resto de España de los republicanos de izquierda y del PSOE, convirtiéndose este último en el verdadero árbitro del régimen: el partido más fuerte y estructurado, gracias a su privilegiada posición de salida tras su colaboración con Primo de Rivera.

El deterioro de la República, sin embargo, propició un fuerte cambio en sólo dos años y medio. Las derechas de la CEDA y los republicanos moderados de Lerroux ganaban las elecciones de noviembre de 1933 y la Lliga se restablecía frente a Esquerra. Un drástico cambio de escenario que no fue aceptado por la izquierda. Esquerra, como señalaba un editorial de su propio diario, La Humanitat, se ponía «en pie de guerra». Y el PSOE no tardaba en aunar intereses. El resultado se plasmó en el levantamiento del PSOE y Esquerra de octubre de 1934, un golpe contra el poder legítimo que acabó con la muerte de 1.300 personas.

Su golpismo fracasó y la mayoría de la población dio la espalda a la rebelión. Pero la ruptura del orden democrático se había instalado. El resto de la historia ya la conocemos.

Hoy el Partido Socialista vuelve a marcar su historia. Vuelve a su acercamiento a ERC y al independentismo. Porque, a fin de cuentas, su obsesión por expulsar a la derecha siempre ha prevalecido frente a los planteamientos ideológicos... Aunque, eso sí, ya se encargarán ellos de terminar de borrar la historia –su historia– con las reformas educativas o de memoria histórica que hagan falta.