Nunca es el momento

LA PENÚLTIMA estadía en el quirófano del Rey ha demostrado, según fuentes del Gobierno, el «vacío legal» en que, por no querer desarrollar el Título II de la Constitución, están las figuras del Príncipe, la regencia y las funciones de la Jefatura del Estado cuando este Monarca al que a veces parece que le molesta la Corona, este Rey de Oros con demasiada Sota de Copas que algunos creyeron As de Bastos está para sopitas y buen vino, con permiso del doctor Cabanela. Tiene por delante el Rey un barbecho interminable: dos meses de gotero, otra operación, meses de recuperación casi desde cero y una perspectiva, en el mejor de los casos, crepuscular. En el peor, de ocaso.

Y, claro, si desde el propio Gobierno se reconoce que hay un «vacío legal» que deja al Príncipe de Asturias en tierra de nadie y las funciones del Jefe del Estado al albur de las ocurrencias o conveniencias del Gobierno, cualquiera podría concluir que es el momento de llenar ese vacío y prever cualquier contingencia. Eso, al menos, diría cualquier ciudadano común, pensaría un caletre vulgar y corriente. Pero Mariano no es un ciudadano común, ni su caletre pertenece al orden vulgarísimo del homo sapiens sapiens. Ni antes ni después de él se ha usado el molde en que Alguien vació el bulto de Mariano Pantocrátor. Así que desde Moncloa, a la vista del vacío legal, han emitido una frase que resume a la perfección su pensamiento político: «no es el momento». La ventanilla del Ministerio de Dar Largas es la única que funciona en el Gobierno. ¿Qué algo hace falta? Pues que siga faltando. ¿Qué el momento apremia? Pues que deje de apremiar. A ver qué se ha creído el momento. A eso llama la Brigada del Aplauso el «manejo magistral de los tiempos».

Artur Mas, del que la Cofradía de la Sagrada Ovación Monclovita decía que estaba arrepentido y se acercaba mimoso a Rajoy, ha abofeteado a los españoles y a todas sus instituciones. Mantiene el referéndum y, en plan chuleta de la Barceloneta, llama a España «perdonavidas». ¿Qué hará Rajoy? Nada. Hace un año dijo que no entraría con Mas «en dimes y diretes». ¿Soberanía? ¿Legalidad? Vulgaridades. A ver si porque haya un incendio vamos a llamar a los bomberos. El mejor momento de actuar es nunca. Siempre.

>Vea el videoblog de Carlos Cuesta La escopeta nacional. Hoy: El duro túnel de la deuda pública