Hormonas y memeces

ESTOY en Moscú, ciudad grandiosa. Todo allí lo es: los edificios, las avenidas, las distancias, los precios, las personas, las pasiones... Crece mi admiración por Putin. Éste ha dicho que a su amigo Berlusconi lo han condenado en Italia los maricomplejines de la magistratura por no ser homosexual. No sé si lleva razón, pero sí sé que tiene un par. Putin, digo, y el Cavaliere también, como lo tienen Al-Sisi y Albert Rivera. Me gustan esos políticos −aves raras en el emasculado mundo de hoy− y me gustan las políticas con testosterona, como la Merkel (¡ojalá haya arrasado!), Sarah Palin (¡ojalá vuelva!), Rosa Díez, Cristina Cifuentes, Arancha Quiroga y Esperanza Aguirre. Eso no significa que carezcan de estrógenos, aunque quizá Frau Angela ande escasilla de ellos. ¿Debería decir Herr Merkel? Llamémosla Canciller, que es sustantivo epiceno, y está resuelto. Una amazona bien hormonada se ha atrevido a decir en el Círculo Ecuestre de la capital del independentismo que es partidaria de la catalanización de España y ya dijo Wert que él es partidario de la españolización de Cataluña. Yo también, en ambos casos. Lo mismo, si lo hacen, se dan cuenta los unos de que los otros no son tan hotros y los otros de que los unos tampoco son tan hunos. Eric González cree que la capacidad para decir memeces no conoce fronteras. ¿Se refería al cura obrero que va camino de ser el Papa más cochambroso de la Historia, al Sumo Pontífice del clan de los Punset, que acaba de publicar un libro tan hueco como los anteriores, o a ese garantista de chichinabo que escribe a Gallardón para pedirle que derogue la cadena perpetua antes de llevarla al nuevo Código Penal? No es cosa de repetir las memeces que en los últimos días he leído, pero mencionaré una. Fue de orgullo el pecado de Lucifer y de orgullo peca también este Papa, que tanto presume de humildad, al decir que el Señor ha puesto en él sus ojos. ¡Hombre! ¡Con siete mil millones de bípedos sueltos por el mundo y tanta chica guapa perdida en él me parece un alarde de narcisismo pensar que Dios te mira! ¡Ande, Santidad, no sea esnob ni demagogo, trátese la dermatitis atópica que en la foto publicada por EL MUNDO se pone de manifiesto, regale a un chatarrero el cuatro latas y devuelva a la Iglesia y a su cargo el decoro que merecen! ¿Un Papa en coche de hippie y con eccema? ¿Un Vaticano pobretón? ¡Compostura, amigo, compostura! Nulla ethica sine aesthetica.