El flabiol pirat

Pensaba que la expresión doping electoral era una metáfora del comunista Cayo Lara. Incluso pensaba que era una metáfora. Pero no. Se trata de una creación del pueblo en red y hasta donde he podido seguirla de un @flabiol_pirat que el 27 de octubre de 2012 exigía al PP que devolviera sus escaños en Baleares, indemnizara a los otros partidos políticos y quedara excluido durante dos legislaturas del parlamento local. Y, ejemplifica de manera muy bella la circulación de la información, en nuestra época: de @flabiol_pirat a Cayo Lara y de Cayo Lara al líder Rubalcaba que en la voluminosa, aunque ligerísima, entrevista del domingo en el diario El País utilizaba la expresión con gran desparpajo. Como se ve, entre un @flabiol_pirat y el líder de la oposición ya no hay diferencia ninguna y bien puede decirse que este es un momento iniciático: al fin puede decirse, al menos en España, que el pueblo ha tomado el poder.

La ligereza de Rubalcaba no reside, por supuesto, en su apropiación del genio de la lengua. Desde Álex Grijelmo, el que oyó decir a dos jais en una piscina del reino de Vallecas «vamos a tomar el sol en tetas» y se postró de hinojos, seguro y henchido de haber encontrado la respuesta española al infamante top-less, todos sabemos que es en el pueblo donde residen la soberanía connotativa y la denotativa, y que fuera de él no hay ni lengua ni genio. Pero cuando las metáforas viajan de la literatura a la política, es decir, del poeta @flabiol_pirat a la oposición parlamentaria, se convierten en lenguaje recto y amplían peligrosamente su jurisdicción.

El líder Rubalcaba ya ha conseguido incluir esta legislatura en la normal anomalía española que rige desde el «váyase señor González», pronunciado por José María Aznar a los nueve meses del triunfo electoral socialista; que tuvo su continuidad en la deslegitimación de su presidencia por la guerra de Irak y que desaguó suciamente en la primera legislatura del presidente Zapatero, al que acusaron de haber llegado al poder a lomos de la conspiración y las bombas. Ahora es Rajoy el que ha llegado mediante trampas y en consecuencia su victoria es ilegítima.

La gran herida abierta de la guerra civil española no se ha cerrado. Es la legimitidad y no se ha cerrado.