¡No paren las rotativas!

EMPIEZA A detectarse en España un empecinamiento absurdo por conocer el método de financiación del Partido Popular. Es como si con el testimonio de un delincuente salido del lumpen ya hubiera que hacer caer al Gobierno. Hoy Bárcenas, mañana Makinavaja. Habría que ver esos papeles qué relevancia tienen. Todos nos hemos encargado alguna vez de las cuentas del PP veinte años seguidos y pudimos habérnoslos inventado. Cualquiera pudo haber levantado una ficción con pagos de constructores y fingir entregar parte del dinero a los dirigentes. No puede creerse antes la palabra de un ladrón que la de una persona honorable, por mucho que haya firmado un recibí o haya dicho que recibió el dinero.

Cada noticia viene acompañada de pruebas que no tienen a su vez pruebas que las confirmen; no hay nada al 100%, por tanto no hay caso, pues el periódico ha de presentar la verdad completa en un ejemplar de 560 páginas y con sentencia judicial. En un caso tan sensible, si Rajoy confiesa sobresueldos habría que extraerle una muestra de saliva para hacer la prueba del adn y confirmar que no se trata de él; no es necesario que sea la justicia, ya se adelantarán un par de periodistas al grito de «¡no hay caso, no hay caso!» mientras le arrancan la piel esperando encontrar a un lagarto. Lo único edificante es la labor de compañeros apelando a la pureza del oficio para denunciar falta de rigurosidad en la investigación al mismo tiempo que, con documentos en la mano y por confesión del propio letrado, acusan a un periódico de estar pagando el abogado de Bárcenas.

Es imposible pensar que una cabecera que destapa casos de corrupción no tenga detrás intereses que la muevan ni haya una conspiración en marcha dirigida a poner un rey o un presidente. Quien da una noticia siempre lo hace porque hay una mano siniestra que lo mece detrás; quien se esfuerza en no publicarla y censura a quien lo hace actúa en ejercicio del periodismo crítico e independiente: ahí es imposible encontrar una conspiración. Yo espero que cese rápido este absurdo acoso al Gobierno y recuperemos pronto la estabilidad para salir juntos, preferiblemente como hermanos, de esta crisis horrenda. Y de paso limpiar la actualidad de humo para que, aclarada la vista, podamos saber qué va a pasar la próxima temporada con Pipita Higuaín.