El silencio era oro

EL PROBLEMA fundamental de Bárcenas es también su solución: que las decenas de millones de euros que le han pillado en Suiza proceden, muy verosímilmente, de la financiación ilegal del PP. El tesorero de Génova 13, nombrado por el mismísimo Rajoy, puede decir que si ha robado (aunque hasta ahora lo niegue), nunca lo ha hecho solo sino en compañía de la cúpula de su partido, tanto dentro como fuera del Gobierno de España; y como una pieza importante, pero pieza al fin, del sistema mafioso generalizado en los partidos políticos: intercambiar donaciones por adjudicaciones de obras. Su acusación contra Rajoy y otros cuatro ministros de Aznar se basa en la existencia de abundante dinero negro. Si el PP no hubiera trincado tanto, no se habría repartido en el mismísimo seno del Gobierno ni habría cosechado semejante fortuna el repartidor. Total, que la prueba clave de Bárcenas contra Rajoy también le condena a él.

Pero el remedio del PP contra Bárcenas es también su enfermedad. Si lo que dice Bárcenas no vale nada porque ha mentido al juez –eso le ha dicho a Pedro Jota: que mintió en el testimonio y las pruebas caligráficas–, y si, como dicen en privado los jefes del PP y en público la Brigada del Applauso, lo que pretende el ex tesorero es conservar su tesoro suizo, al que se lo ha robado es al PP pero es dinero robado y ocultado a Hacienda. Y en la opinión pública está firmemente asentada la doctrina de que el que roba a un ladrón tiene 100 años de perdón. También lo que, en trámite de reproches, dijo la sartén al cazo: «apártate, que me tiznas». La dificultad que tiene el PP para desacreditar a Bárcenas es que, si ha robado, es porque robaba para el PP. O sea, que cuando lo atacan se atacan. Y cuando se defienden de él, en cierto modo también lo están defendiendo.

Probablemente lo más feo de todo es que los abogados de Bárcenas hayan abandonado a su defendido cuando ha atacado al PP. Mal está que un bufete carísimo no rinda culto al derecho a la defensa del imputado –no juzgado ni condenado– y peor que nos recuerde que el que pagaba la defensa era el partido de Rajoy. ¿Tan malo era Bárcenas y lo protegían? ¿Tan protegido estaba y tan malo es Rajoy? El silencio era oro, por eso lo guardaban. Ahora, manda el ruido.

>Vea el videoblog de Carlos CuestaLa escopeta nacional.Hoy: Bárcenas y el pasado del PP.