Carambola de retiradas

Detrás del anuncio de Griñán hay un proyecto político. Ésa es la conclusión inmediata que se extrae del cuándo y del cómo ha hecho saber que se retira. Para empezar, lo dice cuando apenas ha cumplido un año de su llegada al gobierno andaluz después de haberse presentado a las elecciones. Antes de eso fue el sucesor a dedo de Chaves cuando Zapatero decidió traerse a éste a Madrid porque dudaba de que pudiera ganar las elecciones.

Demasiado pronto, pues, para hablar de retirada y completamente inoportuno si, como pretenden hacer creer algunos dirigentes del PSOE-A, Griñán pensara quedarse en el cargo hasta el final de la legislatura. Si eso fuera cierto, habría que pensar que no estaba en sus cabales cuando hizo el anuncio. Pero está muy cuerdo y muy pocos dudan de que se va a marchar enseguida. De hecho, lo hará en cuanto pueda colocar al frente de la Junta y del partido a Susana Díaz, su heredera.

Y, por supuesto, si las razones personales que también se esgrimen para explicar su marcha fueran tan potentes como se pretende, el supino cabreo que ahora mismo invade la calle Ferraz de Madrid estaría tamizado por una cierta comprensión y por una incomodidad no tan airada. Pero no es el caso en absoluto. Al contrario: muchos miembros del aparato se consideran víctimas de una emboscada política perfectamente pensada y medida y que tiene como objetivo forzar a la actual dirección del PSOE a plegarse a la renovación por la vía de los hechos consumados.

Con su movimiento, Griñán asesta a Rubalcaba todo un hachazo político en un momento, además, en que los desastrosos datos de los sondeos intentaban ser modificados por el líder socialista a base de encarnar una política de Estado con ribetes europeos. Pero no le van a dar la oportunidad de levantar cabeza. Van a llevarle de cabeza, eso sí, pero hacia la carambola de su propia retirada.

Lo que se abre ahora es la asunción del liderazgo de Andalucía por parte de Susana Díaz, que controla todo el aparato y de cuya victoria no duda nadie. A partir de ahí, esa federación hará valer su peso numérico y político para señalar el camino que ha de recorrerse y el momento en que hay que echar a andar. Porque Cataluña, la otra federación que aseguraba al PSOE sus victorias nacionales, sigue dando vueltas sobre sí misma para averiguar quién es, pero sin los votos que en otro tiempo le dieron fuerza en toda España.

Da lo mismo que el calendario de la dirección socialista se mantenga inalterado, como dicen en Ferraz. El debate de la sucesión ya está abierto. Lo ha abierto Griñán, lo mantendrá vivo y activo Susana Díaz y, que se sepa, Carme Chacón no ha renunciado.