El informe tumbado

Máxima tensión en Hacienda. El informe comprometido por CristóbalMontoro sobre los supuestos errores en la información sobre la Infanta, remitida el pasado día 13 al juez Castro, ha provocado un terremoto en su Ministerio como no se recordaba desde hacía años.

Los servicios de Auditoría Interna de la Agencia Tributaria entregaron al ministro un primer documento a media mañana de ayer, pero el ministro lo tumbó porque era «demasiado técnico y no daba explicaciones convincentes», según una fuente conocedora de los hechos.

El ministro había prometido hacer público el informe ayer «a más tardar». Por tanto, Montoro obligó a los técnicos de la Agencia Tributaria a rehacer el informe, cuyo texto definitivo fue hecho público pasadas las 21.00 horas.

La Agencia Tributaria y los servicios de inspección siempre han funcionado como un reloj. El sistema informático con el que cuenta Hacienda es probablemente el mejor de la Administración del Estado. Entonces, ¿cómo se pudo atribuir falsamente a la Infanta la venta de 13 propiedades distintas en los años 2005 y 2006?

La argumentación que contiene el informe hace recaer sobre cuatro notarías la responsabilidad de 11 de los fallos. Otros dos son atribuidos a la propia Agencia. Pero los dos folios y medio conocidos ayer dejan sin resolver las cuestiones clave.

¿Cómo es posible que se produjeran tantos fallos concentrados en sólo dos ejercicios?

Para colmo, el juez Castro emitió ayer una providencia en la que reprocha la negligencia de Hacienda en varios aspectos. Sobre todo, recrimina a la Agencia Tributaria no haber inspeccionado en su día a la Infanta cuando se produjo un incremento patrimonial de 1,4 millones como consecuencia de la venta de dichas propiedades.

El juez parece que no se fía de que Hacienda trate a la Infanta como a cualquier otro contribuyente.

La Agencia Tributaria ni siquiera hizo constar en la información remitida el día 13 la venta del dúplex de Pedralbes (Barcelona) en el que vivían los duques de Palma antes de trasladarse al palacete situado en la misma zona residencial. Otro fallo imperdonable.

Montoro ha comentado en su entorno que la Infanta no goza de «ninguna protección informática», pero el caso es que las alarmas que debían de haber saltado ante ese incremento de patrimonio no funcionaron. Y eso hay que explicarlo: ante el juez, pero también ante la opinión pública.

El ministro de Hacienda queda en una situación comprometida. ¿Dará hoy una explicación sobre lo sucedido? ¿Quién es el responsable de este desaguisado? ¿Se conformará el Gobierno con cargarle el muerto a cuatro notarías?

En principio, Montoro responderá hoy en el Congreso a dos preguntas sobre este asunto. Pero la pobreza del informe hecho público ayer hace albergar pocas esperanzas de que satisfaga las expectativas. Ni siquiera se ha insinuado la posibilidad de depurar responsabilidades internas.

Rajoy está muy preocupado por la repercusión que está teniendo el caso de la Infanta en el prestigio de Hacienda, justo cuando la mayoría de los ciudadanos cumple con la obligación de presentar su declaración sobre la renta.