Hay un judío

El Santo Padre ha dicho que dentro de cada cristiano hay un judío y ha resumido de este modo la Historia de la Civilización. El cristianismo es una evolución del judaísmo y esta evolución se concreta en el amor. La universalidad de la Iglesia es la piedad. Deus caritas est. El judaísmo ha quedado reducido a su pueblo porque no ha aprendido a perdonar.

Pero cuando el papa Bergoglio dice que dentro de cada uno de nosotros hay un judío nos recuerda hasta qué punto tiene que ser extrema nuestra autoexigencia y que es ofender a Dios banalizar el perdón. Jesús era judío y es el que llevamos dentro. Jesús con su compromiso, con su tenacidad, dignificando con su integridad cada palmo de tierra que pisó. También con su amor infinito, su compasión y su capacidad de perdonar al mundo, y de redimirlo a través de este perdón y este amor. Es el caritas cristiano que lo abarca todo: cuerpo y alma, amor y perdón, piedad y pasión.

Cuando tantos españoles se toman el cristianismo a la ligera, y el perdón como una coartada para hacer lo que les viene en gana; cuando creen que ser católico se basa en un almuerzo copioso, una siesta e ir a misa los domingos; y ridiculizan el sacrificio y se burlan de la Cruz con sus vidas superficiales, su retórica de peluquería de señoras y su moral aproximada, se sumen en el atraso y el extravío, y viven como si no quedara esperanza.

Para salir de la crisis, España necesita rebelarse contra el yugo socialdemócrata y de los diversos tipos de izquierda que siempre la han gobernado. El más socialista, por cierto, Franco. Pero para no volver a caer en ella necesita escuchar al Santo Padre y recordar que en cada uno de nosotros hay un judío que lucha por ser libre y digno de Dios.

La paz no es no comprometerse, la paz no es mantenerse a flote, la paz no es no mancharse, «maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales». La paz es haberlo intentado todo, haberlo perdido todo y rezar entonces un Padrenuestro. La paz es seguirnos besando en el Hijo profundo. El perdón no es una bula ni la piedad esconderse entre las faldas de tu madre para esquivar las consecuencias de tu último disparate. Dentro de cada cristiano hay un judío. El perdón es que seamos capaces de perdonar a nuestros verdugos y todos los músculos de María están en tensión en la Piedad de Miguel Ángel.

Una gran mayoría de españoles ha olvidado que dentro de cada uno de ellos hay un judío y por ello hemos conocido esta devastación y este frío. Sin un permanente diálogo con el judío que llevamos dentro, cualquier cristianismo es una parodia de él mismo y es como volver a clavar a Jesús en la Cruz. Cuando la ira nos lleva y no somos capaces de perdonar, su muerte se vacía de sentido.

Siempre que Bergoglio habla, alerta al mundo de sus tragedias repetidas. En cada cristiano hay un judío. En cada uno de nosotros hay un mandato y vivir es un deber. Dios sabe perdonarnos, pero sólo pedimos sinceramente perdón cuando aramos la tierra y sembramos prodigios. Trabajar es rezar y el único amor es el que desangra.