Sombras y dudas

PATRICK MODIANO

Cabaret Voltaire ha editado su novela “Un circo pasa”

Pocas obras narrativas en curso hay tan fascinantes e inquietantes, por su temática y por su estilo, como la del francés Patrick Modiano (Boulogne-Billancourt, 1945), uno de los más grandes escritores, a mi juicio, en activo. Novelista de fuerte carga autobiográfica, indagador incansable sobre su origen y su identidad, su infancia y su adolescencia atroces irrigan su producción literaria.

Su padre, Albert Modiano, era un judío sefardí, de raíces españolas que, nacido en Salónica, llevó una vida misteriosa y opaca. Metido en inescrutables negocios turbios, pasó a la clandestinidad durante la ocupación de París, en la Segunda Guerra Mundial, pero se libró de Auschwitz y de la represión nazi por conexiones que arrojan sombras sobre su posible entendimiento con los colaboracionistas de Vichy.

Ese padre desconocido y ausente, siempre de viaje por negocios inexplicados, aparece, una vez más en Modiano, como padre del protagonista de Un circo pasa, novela de 1992, inédita en España, que acaba de rescatar Cabaret Voltaire.

Albert Modiano conoció a Luisa Colpeyn, la madre de Patrick, en el París ocupado. Ella era actriz de cine, teatro y music-hall, belga (flamenca) y tenía 24 años. Se relacionaron en la oscuridad, para hurtarse de los nazis, y se casaron en 1944.

Patrick Modiano tuvo una infancia de todo menos normal. Su madre se iba de gira, su padre estaba desaparecido por negocios inaclarados. Patrick estuvo al cuidado de su abuela y de amigas de su madre, y, si no, internado en una sucesión de colegios de muy fuerte disciplina, de los que se fugó o intentó fugarse más de una vez. Parecida suerte corrió su único hermano, menor (dos años), Rudy, quien moriría a los nueve, de una leucemia fulminante, decisivo episodio en la vida del desasistido Patrick.

Modiano llegó a tener todos los boletos para convertirse en un delincuente y, de hecho, anduvo metido en robos y falsificaciones de libros –esquilmaba bibliotecas e imitaba dedicatorias de grandes autores– y simuló inexistentes estudios universitarios de Letras en la Sorbona.

Fue un joven desamparado afectivamente, desorientado, anhelante de unos padres que iban a su bola y anclado muy pronto, eso sí, en el amor a la literatura, y tuvo la suerte de tropezar con el escritor Raymond Queneau, quien lo tomó bajo su protección, le aconsejó y le facilitó la publicación de su primera novela nada menos que en Gallimard, La plaza de la estrella (1967).

Modiano tenía 23 años, llevaba tres elaborando el manuscrito y deslumbró. Fue el comienzo de un tríptico magistral, la llamada Trilogía de la ocupación, completada, antes de los 26 años, con La ronda nocturna (1969) y Los paseos de circunvalación (1972). Estas tres novelas, reeditadas por Anagrama el año pasado, supusieron su pronta y definitiva consagración y el mapa temático y estilístico de toda su obra: una geografía física y espiritual de París, el territorio de las sombras y de las incertidumbres, la búsqueda de verdades y de identidades. Y la figura del padre errante e ignoto, un padre que llegó a denunciar a su hijo para meterlo en el Ejército y al que Modiano dejó de ver, para siempre, cuando tenía 21 años. Albert Modiano murió en extrañas y nunca conocidas circunstancias en 1977. El escritor nunca pudo ver su cadáver ni tiene constancia del lugar de su enterramiento.

La vida de Patrick Modiano había pasado por la separación turbulenta de sus padres –a comienzos de los 60– y se había estabilizado con sus dos primeros logros como escritor y con su matrimonio, en 1970, con la ilustradora, diseñadora y también escritora Dominique Zehrfuss, hija de un arquitecto muy reconocido y de una explosiva judía tunecina. Los padrinos de su boda fueron André Malraux y Raymond Queneau. Han escrito tres libros juntos y tienen dos hijas, Zina y Marie, nacidas, respectivamente, en 1974 y 1978.

Patrick Modiano, tal vez en busca de dinero, escribió letras de canciones, mientras iba publicando sus primeros libros, y la bellísima e incomparable Françoise Hardy ha grabado, entre otros intérpretes, varias de ellas. También ha escrito mucho (cuatro películas) y ha sido adaptado (cinco veces) para el cine. Su narrativa presenta puntos de conexión con determinados directores de la Nouvelle Vague –se percibe en Un circo pasa– y está repleta de alusiones al cine.

Patrick Modiano debutó como guionista en una excelente y polémica película de Louis Malle, Lacombe Lucien (1974), la historia de un muchacho que, rechazado por la Resistencia, se mete a colaborar con la Gestapo durante la ocupación. La ocupación, tantas veces. Ese tiempo vidrioso para los franceses –la moral o la inmoralidad del héroe y del traidor–, es del máximo interés para Modiano por la difusa figura de su padre que, por cierto, ha sido investigada –junto a la de César González-Ruano y otros– por Fernando Castillo en un enjundioso libro titulado Noche y niebla en el París ocupado. Traficantes, espías y mercado negro, publicado en 2012 por Fórcola.

Ya que estamos, decir que ayer, si no me equivoco, se inauguró en Madrid, en la galería José R. Ortega, una exposición de 40 cuadros concebida e impulsada por Fernando Castillo con el título de Geografía Modiano.

Modiano ganó el Goncourt en 1978 con Calle de las tiendas oscuras –otra obra maestra–, editada por Anagrama, que también ha difundido, entre varias otras, En el café de la juventud perdida (2007) –memorable– y Un pedigrí (2005), un libro de estricto recuento autobiográfico que permite conocer la exacta relación entre la vida y las novelas del escritor.

Un circo pasa narra la historia de un muchacho desnortado y solitario, aspirante a escritor, que, ausente su padre en confusas actividades, conoce a una chica que anda metida en líos que apuntan al crimen organizado. El chico se junta con ella, se deja arrastrar a dudosos encuentros y desencuentros, en la confianza de una inminente y romántica fuga a Roma para rehacer sus vidas. Es una novela delicada y preciosa, elegante y sensitiva, en la que tanto cuenta lo que se sabe como, mucho más, lo que jamás se sabrá.

>‘ANTES DEL DILUVIO’

Ya son varias las magníficas exposiciones de Caixa Forum que combinan de forma apasionante un fuerte y riguroso aparato informativo, científico y documental con la exhibición de piezas y muestras originales de la época y del tema sobre el que versan. Es el caso de Antes del diluvio, que abarca la historia de Mesopotamia y de la civilización sumeria entre el 3500 y el 2100 a.C. Entre los ríos Tigris y Éufrates, mítico enclave del Paraíso y hoy territorio en parte coincidente con Irak, se desarrolló una cultura prodigiosa –lengua, escritura, matemáticas, arquitectura, arte, vida urbana, ciencia, religión– que precedió a los momentos culminantes de los egipcios, griegos y romanos. Recomiendo ir con tiempo y con calma, sin corretear, para disfrutar de esta exposición.