¿Dónde está la cesión de Mas?

Tres objetivos tenía Artur Mas cuando celebró hace cuatro meses las elecciones catalanas. Uno, consolidar el avance hacia la autodeterminación; dos, solventar la quiebra de una Generalitat incapaz de pagar a los funcionarios y de mantener los servicios básicos de sus ciudadanos, y tres, arrancar al bolsillo de todos los españoles un sistema de financiación diferenciado con el que mantener su sangría independentista.

Y tres logros puede cosechar tras su reunión secreta con Rajoy. Porque, ni el presidente de la Generalitat ha renunciado, ni lo hará, a su apuesta soberanista; porque el Gobierno de todos los españoles ya ha adelantado otros 800 millones a Mas para que evite la bancarrota, y porque Alicia Sánchez-Camacho ya ha tramitado en el Parlamento catalán su propuesta para que esta comunidad tenga un trato privilegiado frente al resto de regiones españolas.

Por lo tanto, ¿dónde está la cesión de Mas? ¿O más bien, por enésima vez, seremos el resto de contribuyentes quienes tengamos que ceder a los chantajes de los independentistas?

Tan sólo un anuncio de retraso en la inconstitucional consulta soberanista. Eso es todo lo que supuestamente le ha ofrecido el responsable de la Generalitat a Rajoy. Un retraso que figuraba ya en la hoja de ruta de Mas desde el primer momento -CiU anunció en plena campaña que quería la consulta en la segunda mitad de la legislatura- y que, además, encaja perfectamente con su plan: primero estrujar económicamente al resto de españoles para, cuando ya no quede nada que obtener, decir adiós entre acusaciones de falta de diálogo e incomprensión.

¿Y esto es lo que hace tan feliz a Sánchez -Camacho? ¿Demostrar que un Gobierno nacional con mayoría absoluta es incapaz de parar los pies a un independentista arruinado -en lo público, que no en lo privado- y cuestionado hasta en su propio partido?

Zapatero doblegó los derechos del resto de españoles para fabricar un modelo de financiación que ayudase exclusivamente a dos territorios: Cataluña y Andalucía. Hoy vemos el resultado. Porque las dos regiones han incumplido el plan de control del déficit y baten récords de deuda (50.948 millones la Generalitat y 20.544 la Junta de Griñán).

Pero hoy también vemos que Rajoy está dispuesto a repetir el modelo de alimentar al chantajista. Un modelo, que nadie lo dude, que sólo traerá el envalentonamiento del bravucón.