MERCEDES ALAYA

El exsindicalista Lanzas, de UGT, en la

cárcel

Señoría…

La independencia es la clave de la administración de la Justicia. Hay que tener los tacones muy bien puestos para actuar como usted lo ha hecho. El fiat iustitia, pereat mundus lo ha convertido en realidad. Políticos ilustres, empresarios de relieve, socialistas destacados están en prisión. ¡Y sindicalistas! Por fin, alguien ha tenido el valor de juzgar a personajes de UGT y CCOO. El ugetista Juan Lanzas en la cárcel es todo un ejemplo de lo que debe ser la recta administración de la Justicia. La ley es ley para todos. Con el dinero público destinado a pagar a los trabajadores sometidos a los eres, el sindicalista Lanzas ha cobrado, tal vez, la cifra de 13 millones de euros. La Guardia Civil está buscando con un geolocalizador el zulo donde presuntamente Lanzas tiene escondidos dinero y documentos.

En este periódico, El MUNDO, escribí yo el pasado 23 de febrero: «Tras los últimos escándalos que han zarandeado al PSOE con los eres andaluces; a Ciu, con las suculentas mordidas del 4% y el espionaje; al PP, con los manejos de Bárcenas, se vislumbran ya nuevas revelaciones que colocarán a CCOO y UGT en la picota».

No, no me he equivocado en lo que anticipé hace cuatro semanas. Usted, señoría, lo ha confirmado. Los sindicatos son piezas imprescindibles en una democracia pluralista plena. España tuvo la suerte de contar en la Transición con dos líderes ejemplares: el inolvidado Marcelino Camacho y Nicolás Redondo. A ellos se debe en gran parte que se transitara de una dictadura de cuarenta años a una democracia plena sin traumas ni violencias. Pero, tres décadas después, como he escrito en reiteradas ocasiones, «las centrales sindicales se han convertido en un negocio y atienden antes al interés de los propios sindicatos que al de los trabajadores». Usted, señora magistrada, ha empleado mi misma expresión: miembros de UGT y CCOO «buscaban empresas en crisis para incrementar el negocio». El 90% de los gastos desaforados de CCOO y UGT se pagan gracias a las dádivas y a las subvenciones, directas o indirectas, de las Administraciones. Todo un escándalo. Las nuevas generaciones de sindicalistas claman por una regeneración profunda de los sindicatos.

El caso que está en sus manos expertas, señoría, es especialmente significativo porque envuelve la podredumbre del sistema y afecta a todos y no solo a políticos y empresarios. También a los sindicalistas que se han forrado presuntamente con el dinero destinado de forma directa a los trabajadores que perdían su empleo. La Junta andaluza ha destinado 1.217 millones de euros al fondo de los eres. Y hasta ahí hemos llegado.

Señoría, la opinión pública sigue de forma expectante el procedimiento por usted emprendido y articulado. La maquinaria de la Justicia terminará por absolver o triturar pero a la espera de la sentencia que cierre el caso habrá que convenir la significación que tiene la presunta prevaricación de los que en lugar de cumplir con su obligación de defender los intereses de los trabajadores se han forrado el bolsillo a costa de ellos, con el dinero público a los eres destinado. No se entiende que Toxo y Méndez no hayan hecho todavía una declaración pública, cantando airosamente la palinodia y definiendo la posición de las centrales sindicales ante el escándalo producido.

ARANTXA QUIROGA

Yo voto a Arantxa Quiroga

Querida Arantxa…

¿Pero es que Mariano Rajoy no se ha dado cuenta todavía de que eres la síntesis de lo que debe ser un líder del Partido Popular? Has presidido el Parlamento vasco con firmeza y flexibilidad. Has lidiado con ambas manos a los marrajos a izquierda y a derecha. Te has enfrentado sin una vacilación con los terroristas y sus cómplices. Les has combatido con tenacidad y acierto. Has desenmascarado sus tropelías y sus crímenes, la sangre sin fin que se derrama. Has sabido ser, conforme al verso de Salomón, «dulce y encantadora como Jerusalem, terrible como un ejército en orden de batalla». Si la cara es el espejo del alma, la tuya refleja el conocimiento que tienes del riesgo que has corrido.

«Un paso en falso del Gobierno ante Bildu sería dar una victoria a Eta», has declarado. No estoy muy seguro, querida Arantxa, de que Rajoy no dé ese paso en falso. En política, lo urgente prevalece muchas veces sobre lo importante. Para el Gobierno, lo urgente es continuar con la certera política exterior que permite ver ya la luz al final del túnel atroz de la crisis económica. El presidente no quiere abrir nuevos frentes. Sabe que ganó las elecciones, aparte los despropósitos zapatéticos, por el apoyo de los millones de españoles indignados ante las concesiones que se hacían a Eta, en aquella malhadada negociación política, de tú a tú, entre el Gobierno y los terroristas, que bordeó el delito de colaboración con banda armada. Pero Rajoy no está por la labor en este momento de desafiar a Eta.

Laura Mintegui se ha permitido calificar a las víctimas de los asesinatos etarras como «muertes políticas». Ni siquiera, ante tamaño despropósito, el Gobierno ha sido capaz de emprender el camino de la deslegalización de Bildu y sus aledaños. Tú, en cambio, has alzado tu voz moderada, sin aspavientos ni gesticulaciones, para exigir que se haga justicia. Son muchos los españoles que, si pudieran, le dirían a Mariano Rajoy: «Yo voto a Arantxa Quiroga».

AMAIA SALAMANCA

En 'Gran Hotel' culminas de nuevo el éxito audiovisual

Querida Amaia…

Jana Escribano colmaba la pequeña pantalla de autenticidad e inteligencia. Era la belleza de la serenidad absoluta, la luz del pensamiento en la mirada. Hasta que llegaste tú, ninguna cara había llenado el televisor como ella. Eres demasiado joven para recordarla pero he tenido ocasión de ver un par de capítulos de Gran Hotel y me has recordado a la que fue eficaz periodista y definitiva presentadora.

Te acompaña en la serie, querida Amaia, un excelente equipo de actores y actrices, que merecen el elogio sin paliativos… pero Gran Hotel eres tú. El espectador te busca a ti y cuando apareces lo llenas todo. «Todo lo llenas tú, todo lo llenas». Eres en la serie la amada lejana y sola, la que ardió en primavera, el fulgor de los ojos claros entre los mármoles inhóspitos y el diluvio de las mentiras.

Te dije hace un par de años que te quedaba mucho por aprender. No se con quien has trabajado. Además de tu telegenia imparable, te has convertido en una actriz que sabe actuar, que habla con la palabra pedernal, que registra los matices y las veladuras. Tu juventud divino tesoro cabalga ya a galope tendido sobre el éxito.

No sabes lo que me alegra escribirte esta carta pública. Apenas te conozco. En una cena multitudinaria, pero en tu misma mesa, advertí tu inteligencia, la bondad en cada gesto, la ausencia de pose y de presunción. Eres el vértigo de la belleza en agraz, la piel que vulnera todas las normas, el alma azul y vegetal. Tras las huellas fugitivas de tu poeta preferido, arden en ti las horas del desamor, el laberinto de la tristeza, la devastación de los versos fracturados. Suscitas por igual admiraciones y envidias. Has sabido quedarte al margen de las insidias y los cotorreos y tienes la vida entera por delante para prorrogar tus éxitos en la televisión, en el cine, también en el teatro porque nunca tuviste miedo a soñar, y a él debes retornar. La dimensión auténtica de una actriz se mide sobre las tablas del escenario.