Dificultades

VAMOS por el quinto rescate del euro. El corralito hunde en bolsa a la banca europea. El mercado cree que se ha cruzado una raya roja y se fugan los depósitos. Por esa manchita llamada Chipre, Europa ronda no con la ruina sino con el ridículo, que es todavía peor. Pasado y presente son inverosímiles. La organización europea ha sufrido especialmente por los griegos. Da la impresión de que en Bruselas -aparte de no tener ni idea de reglas económicas, de derecho internacional, incluso de la vergüenza- se bebe en exceso. Si no, no se comprende nada de lo que está pasando. La Semana Santa debía apaciguar ese desenfreno con el que tratan de divertirse en la aburrida Bruselas. Los corralitos, las rayas rojas, la falta de depósitos, son un juego que ni la TV aceptaría. Ni las muertes sirias, ni las sonrisas papales de Kichner, ni las de Clinton al matrimonio gay. O lo que sucede es normal, en cuyo caso se acepta seriamente, o es provocado e inverosímil, en cuyo caso es hora de cantar la marimorena. O será que yo, en trance de muerte, aspiro a la convicción de que viví en un mundo escasamente serio y respetable.