El analista impertinente

(Gran plano general). Termina el verano de 2005. El 5 de septiembre, Gas Natural lanza su opa sobre Endesa: 21,3 euros por acción, 13,85 de los cuales se pagan en acciones. La compra tiene la bendición del Gobierno de Zapatero, deudor del apoyo catalán. Manuel Pizarro, presidente de Endesa, se queda solo en su rechazo a la oferta. Los organismos de control se pliegan. Los que necesitan algo del poder, aplauden. Los analistas ven que la cosa está hecha, así que recomiendan la operación.

(Plano medio). En un pequeño banco de los Países Bajos, un joven se estudia la opa. Los números no le cuadran. Piensa que Endesa vale más. Le parece increíble que en pleno siglo XXI pueda salir adelante una transacción que se sitúa tan al margen del mercado. Es como ver un atraco a la luz del día y que nadie haga nada. Lo comenta con sus colegas tomando unas cervezas. «No te metas en líos, eso está hecho», le dicen.

(Primer plano). Rehace sus cálculos una y otra vez. A finales de septiembre, cuando todos han dado por hecha la opa, redacta su informe y dice que la eléctrica vale más, que la oferta se queda corta y que fracasará porque alguien se animará a ofrecer más dinero. Le aconseja a su banco y a sus clientes una estrategia acorde: que compren endesas porque acabará subiendo el precio de la opa.

Sus amigos se quedan estupefactos. Los competidores se burlan. Los asesores que han diseñado la opa se le lanzan al cuello. Las primeras llamadas intentan que rectifique, pero como no se baja del burro, las siguientes hasta son amenazadoras. Algunas acaban a gritos. En su propio banco, donde los jefes han sido convenientemente advertidos por los poderosos partidarios de la opa («os vais a quedar sin negocio, sed sensatos»), dudan de él.

(Gran primer plano). Pasan octubre y noviembre. Meses terribles de presiones inauditas. Llega la Navidad y su pronóstico sigue ahí. Es la oveja negra de los analistas por haber gritado que el rey iba desnudo. Claro que ha pensando en tirar la toalla. En su trabajo han perdido la confianza en él y comienza a estudiar ofertas de trabajo.

Llega febrero de 2006 y aparece E.On ofreciendo un 30% más por Endesa. Quienes han seguido al joven analista, registran fuertes ganancias. «¿Tu tenías información confidencial?», le dicen sus amigos. Sus jefes le llaman para disculparse. Le colman de elogios por pensar «out the box» («fuera de la caja»), al margen del pensamiento convencional. Le prometen bonos, ascensos. Le hacen cruzar el patio de operaciones, con cientos de analistas que dejan de mirar sus pantallas y se levantan para dedicarle una larga ovación como si fuera una estrella de rock. Un travelín digno de una gesta deportiva. Pero algo se ha roto. En estos meses tan duros, ha madurado. Ya no se trata de pensar «out the box», sino «against the box» (contra la caja). Mientras recibe los aplausos toca en su bolsillo el billete de avión que le llevará a Nueva York para ponerse al frente de uno de los grandes fondos del planeta. (Fundido a negro).

El joven analista de esta historia se llama Daniel Lacalle y ha llegado a ser uno de los gestores de hedge fund más acreditados del planeta. Esta semana presentará en España su libro Nosotros los mercados (Ed. Deusto).

john.muller@elmundo.es