Otros piratas del Caribe

SÁBADO

Fieras del libro

Era irreverente, culto, fino, irónico y talentoso. Se había salido del rebaño porque quería ser libre y ya nada más tenía fe en el amor y en la poesía. Por todo eso y porque, además, lo publicaban en el extranjero y se lo decía a viajeros y corresponsales, Heberto Padilla (Pinar del Río, 1932 - Alabama, 2000) fue a la cárcel en marzo de 1971 junto a su mujer, la escritora Belkis Cuza Malé. Y los policías dejaron este letrero en la puerta de su apartamento de El Vedado: «Los habitantes de esta morada han sido puestos a disposición del Tribunal Revolucionario Número 1 de La Cabaña».

Ese asalto encendió el llamado caso Padilla que produjo la primera gran ruptura de la intelectualidad con el régimen cubano, terminó con el poeta y su familia en el exilio, con la prohibición durante más de 40 años de editar sus versos en Cuba y, en ciertas etapas, con una corriente de miedo estatal distribuida para que nadie pronunciara su nombre en público.

Ahora, que el poeta de Fuera del juego lleva más de una década muerto en la lejanía, quienes lo remitieron al tribunal de la fortaleza militar de La Cabaña lo quieren rescatar para mostrar su obra en ese mismo cuartel colonial que los españoles diseñaron para luchar contra los piratas y que los funcionarios de Cultura han elegido como sede de una feria del libro.

Los jefes ordenaron a unos guatacas que organizaran los poemas del escritor en un libro que no se pondrá a la venta. Se regalará a los invitados con la intención de utilizar esa edición para tratar de echar cenizas sobre su acoso y la resonancia universal que dejó a la intemperie la política de censura y represión del Gobierno.

Cuza Malé ha denunciado esta semana que la decisión de publicar esa colección de poemas del poeta de El justo tiempo humano es «un acto infame de piratería, y de maquiavelismo, que desde ahora denuncio, pues quieren usar su nombre y su obra para presentarlo en esa bochornosa feria del libro y aparentar que ya hay libertad de expresión en la isla». Y que no se ha pedido permiso a los herederos.

La mujer, viuda del poeta, que compartió con él cárcel, persecuciones y exilio, dijo que la edición del libro es de un descaro inaudito y lleva un prólogo y comentarios eufemísticos donde no se menciona el verdadero motivo por el que fue silenciada la poesía de Padilla ni el bochornoso proceso que vivió.

Sin embargo, añadió, «se calumnia a Heberto en ese libro, cuando se señala que en varias ocasiones pidió al Gobierno de Cuba regresar a la isla y le fue negado el permiso».

Cuza Malé acaba de publicar en Estados Unidos, con motivo del 81 cumpleaños del poeta, un libro con una selección de poemas de Padilla. Los que más la impactaron a lo largo de los años que vivieron juntos. La antología se llama Puerta de Golpe, que es el nombre del pequeño pueblo donde nació el hombre de Las rosas audaces. Está ilustrado con viejas fotos de familia y es, según la escritora, un libro lleno de claves. Estos versos los firmó Heberto en 1981: Sea la muerte de capa negra/ y su aureola de un amarillo intenso/ y tenga las costumbres que a ella le dé la gana;/pero el amor que sea/ como se practica en los trópicos/: cuerpos en pugna con la tenacidad del mediodía/ espaldas aplastando la hierba calcinada/ donde el verano esconde su pezuñas de pájaro...

DOMINGOPoesía y arquitectura del espanto

Es un escritor ateo, marxista, explosivo, radical que tiene nombre de fecha religiosa (quiso alguna vez cambiar el alma de las personas), es el abuelo de una muchacha que se llama Cielo y con censuras, controversias, ataques y elogios combinados en un cóctel sin sabor y psicodélico, es uno de los poetas más importantes de Perú, un loco que esta misma noche puede cometer la osadía de escribir un poema en Lima.

Se llama Domingo de Ramos (Ica, Perú, 1960) y esos son su nombre y su apellido verdaderos. Lo único añadido por una broma de los amigos es la preposición que los une y que él dejó para que a nadie le fuera fácil olvidar su contraseña como autor.

Se dio a conocer en los años 80 con el banderín de un grupo literario con este nombre profundo: Kloaka. Ellos querían ir más lejos que las generaciones de poetas anteriores empeñados en transformar la sociedad. Fuimos más anarquistas, recuerda, «queríamos cambiar al hombre, pero empezando desde del mismo hombre».

Dice que en Kloaka tenían el propósito de lumpenizar el lenguaje y los unía la idea de tocar temas de la urbe caótica e inhumana de un sistema que enloquecía a sus habitantes. Querían cambiar la vida y la poesía y hacerla más asequible a las masas.

Le ha contado a Alba Paloma Castillo que escribir lo cura profundamente y cura en parte a quien lo lee, a quien no tiene voz, al que no escribe. «Pero no soy una isla, soy un ser humano, no un extraterrestre, tengo los sentimientos de cualquiera». Lo más reconfortante de escribir un poema es saber que le llegará a alguien que no sabes cómo va a reaccionar, que quizás se sienta tocado por tus palabras. «Es como si cuando escribo arrojara una botella al mar... Pensar en eso creo que me hace sentirme bien».

Para entender mejor Lima y Perú hay que leer estos libros de Domingo de Ramos: Arquitectura del espanto, Pastor de perros, Las cenizas de Altamira, Erótica de clases y Dorada Apocalipsis.