Misteriosa Amy

LA RESPUESTA del PSOE a las noticias de este periódico ha acabado por frustrar la construcción ficticia más rentable de nuestro tiempo. La columnista Amy Martin de la Fundación Ideas fue borrada del mapa de un modo atropellado; de ella no quedan más que algunas pinceladas sobrias de su vida, como que se llamaba Amy y se apellidaba Martin. En Facebook veo una aportación más: era norteamericana. «Artículo de nuestra colaboradora norteamericana Amy Martin», dice la página de Ideas. Todas las ficciones llegan a un punto en el que la mujer es americana o es otra cosa; una perspectiva izquierdista del mundo en una americana le habrá parecido al autor más exótico que en una inglesa. Leyendo sus papeles encuentro cosas interesantes, como esta treta de los articulistas para llegar a los caracteres acordados, si bien nunca con tanta euforia: «Intentar obtener un sentido a la acumulación de acontecimientos cercanos suele ser un ejercicio de adivinación o de proyección subjetiva. Es trabajo de los historiadores revisar hechos dispersos, acaecidos en periodos concretos, para discernir entramados de causas y efectos entre la contingencia». A veces Amy, más que escribir, parecía estar jugando al Apalabrados; en otras está francamente didáctica: ésas son las peores. EL MUNDO tenía que haber dejado extender la ficción para ver hasta dónde podían llegar sus creadores y si había una red implicada; si estaba implicado algún nocilla. Pero la mataron en su apogeo, como a Sherlock Holmes. Uno de sus autores llegó a darle las gracias por su ayuda en un artículo; verdaderamente, como dice Pornosawa, es el remake socialista de Psicosis. Nunca alcanzarán al político que envió a la prensa una entrevista hecha por él mismo con esta contestación impune: «(Risas) Me alegra que me haga esa pregunta».