Israel airado
LOS ISRAELÍES están gobernados por cabezotas. Netanyahu es de temer: el amor a su pueblo lo traduce en odio tenaz a los palestinos. Así no pueden tenerse amigos -o aliados- duraderos ni ganarse las simpatías del resto de la Humanidad. Cualquier reconocimiento a la supervivencia de sus vecinos lo saca de quicio. No ya satisfecho con dar algo más que la vara en Gaza, en cuanto ha reconocido la ONU como Estado a Palestina se ha puesto a construir. ¿Qué querrá? ¿Que lo nombre corral de moros o basurero gerosolimitano? De veras, ya está bien. Israel vive del arrepentimiento tras la Segunda Gran Guerra (bueno, vive de bastante más que eso: los judíos destacan por ser buenos negociantes), pero es difícil que dejen vivir a nadie cerca de ellos. España fue, en su momento, un ejemplo largo; el resto del mundo, también. Cuenta con amplias simpatías -la mía entre ellas-, pero procuran dejar de merecerlas. Hasta Obama ha fruncido la boca en esta ocasión. Si llega la ONU a nombrar a su vecino Estado propio en vez de Observador, no sé qué hubiera hecho.