Desmantelar

La derecha está desmantelando España. La derecha política nacionalista y española está desmontando el Estado del Bienestar, está dinamitando el pragmático acuerdo social que aceptaba en términos blandos la preeminancia de lo público sin anular -y hasta promoviendo- la pujanza no abusiva de lo privado.

La derecha política nacionalista y separatista está queriendo desmontar la unidad del territorio, la estructura del Estado y el pegamento de la solidaridad entre individuos y regiones.

Una derecha política y la otra derecha política, que son la misma derecha política, sociológica y moral, están destruyendo España -su pacto operativo y organizativo- por una doble enajenación: el sometimiento a un mandato dictado desde el exterior -grave contradicción para el temple local de la derecha política española- y el afán de exteriorizarse -en otro sentido- propio de la derecha separatista.

Ambas derechas, que son la misma, están actuando así de forma traidora y taimada. En lenguaje refranesco, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid. Aprovechando la crisis, la derecha española sobrepasa la necesidad de moderar el gasto público para, con cirugía invasiva, imponer su ansiado proyecto liberal. Ésta es la mía, se dice. Aprovechando la crisis, la derecha separatista reta al Estado en un momento de debilidad. Ésta es la mía, se dice. El poder destructivo de ambas derechas se retroalimenta entre sí con un enfrentamiento cuerpo a cuerpo en uno de sus campos de batalla preferidos, el nacionalismo, esperando sacar vidriosa y suicida renta electoral.

Y esta inédita hecatombe y trapacería se produce no sólo por la crisis económica, sino por la catástrofe, evaporación y jibarización de la izquierda política socialista, que, con Zapatero, cometió, después de gastar más de lo que debía, el inmenso error de desnaturalizarse, contagiándose de derechismo, de nacionalismo político separatista -el Estatut, el Tripartito- y de -sumisión final a Merkel- ultraliberalismo económico. Mas, qué tío, pionero y campeón de los recortes, tiene lo peor de todo. Hasta el apoyo de algunos obispos (liberalismo, nacionalismo, religión). Y huérfana de siglas políticas, la izquierda sociológica, se está, ya veremos, reconformando en la calle, mientras la derecha parte y se reparteEspaña. Suya, lo suyo.