El nigeriano expulsado días antes de ser padre denuncia una agresión policial

La madre de su hija dice que fue sometido a un «trato brutal» en el aeropuerto de Barajas

Austin Johnson, en el hospital de Lagos (Nigeria). / EL MUNDO

Austin Johnson fue expulsado de España ocho días antes de ser padre. Ni su inminente paternidad ni el llevar una década en la Comunidad Valenciana evitaron que el pasado día 1 fuera enviado a Nigeria sin poder asistir al nacimiento de la pequeña Divine. Su desgracia acababa de comenzar. Nada más aterrizar en Lagos tuvo que ser llevado al hospital, donde estuvo ingresado tres días con múltiples lesiones presuntamente causadas, según asegura, por policías españoles en el aeropuerto madrileño de Barajas.

Peggy Abiemwense, la madre de Divine, se presentó el viernes cargada con el bebé en el Juzgado de Instrucción número 17 de Valencia, donde interpuso una denuncia en la que se relata que «en el transcurso de los trámites de la expulsión forzosa, sin que mediara por parte del señor Johnson resistencia tal que justificara tales medidas, con total y absoluta ignorancia de los protocolos de actuación y con evidente abuso de autoridad, fue sometido a un trato brutal consistente en agresiones directas con medios contundentes y con la única intención de causar daño físico por parte de los agentes de la autoridad».

En la denuncia, a la que ha tenido acceso este periódico, se incluyen varias fotografías y el parte médico del Omoju Medical Center de Lagos, que explica que Austin presentaba «contusiones múltiples en la cara y en el pecho», «marcas en la muñeca», «dolor de cuello» y «malestar generalizado por todo el cuerpo», así como «limitaciones de movimiento en el brazo izquierdo», los «globos oculares hinchados» y «39 de fiebre».

El informe, firmado por el director médico, Benjamin Olusola, especifica que «el paciente fue deportado desde España» la misma mañana en que acudió al centro. Añade que se le suministraron analgésicos, antibióticos y la vacuna antitétanos, se le vendó la muñeca y se le curaron las heridas. Estuvo tres días ingresado.

Austin ha salido ya del hospital, pero se encuentra varado en una ciudad que no es la suya -Peggy y él son de Benin- tremendamente angustiado y separado de su familia. «La policía me trató muy mal», relata por teléfono desde Lagos. «Yo les dije que no quería subir al avión porque estaba a punto de ser padre y ellos dijeron que no importaba. Me pegaron muy fuerte en la escalerilla y también dentro del avión; me dieron patadas, me cogieron del cuello... Yo iba esposado. No podía ni respirar...».

La Policía niega la supuesta agresión. Fuentes policiales explican que en las anotaciones que realizaron los agentes en Barajas ese día no ha quedado registrada ninguna incidencia. Austin, añadieron las mismas fuentes, fue trasladado en un vuelo organizado por la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) y fletado por Noruega de la forma habitual y sin que se produjera ninguna arbitrariedad.

Sin embargo, Antonio Tarifa, miembro de la Campaña por el Cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros, sostiene que «faltan mecanismos de control durante los periodos de custodia policial». Esta campaña exige «la reparación del daño: el retorno de Austin, que se regularice su situación y sea indemnizado por los daños sufridos, y la depuración de responsabilidades entre los encargados de su custodia durante la expulsión».