SAMUEL ARANDA Premio World Press Photo 2012

'Me gustaría documentar una revolución en España, hay más motivos que en Tunez'

Samuel Aranda junto al retrato hecho en Yemen con el que consiguió el premio World Press Photo 2012. / GUSTAVO CUEVAS

Samuel Aranda, 33 años y decenas de guerras a sus espaldas, mira a los ojos cuando conversa. Fijamente. Con esa misma determinación ha retratado la Historia reciente de varios países árabes, los que tratan de desperezarse tras siglos de abusos y dominación de unos pocos. «Vale la pena ver cómo en muchos casos luego triunfa la esperanza», asegura.

En una de tantas huidas para escapar de los disparos, Aranda se topó de bruces con la imagen de su vida. La misma que veían otros y que sólo él supo convertir en icono de la dignidad en medio del dolor y la lucha. Fátima (36) y Said (18), los protagonistas de la instantánea, han puesto rostro gracias a su objetivo a una primavera que tardaba demasiado en llegar al mundo árabe. Samuel consiguió con la instantánea el premio World Press Photo de 2012. Parte de esta colección de imágenes visita ahora Madrid.

Pregunta.- Entre las imágenes, la que le consiguió el premio.

Respuesta.- Se trata de una madre cuidando de su hijo. La gente dice que parece una Piedad... La verdad es que en ese momento no pensé en ello. Fue en un instante de caos: yo corrí desde la calle con los manifestantes a los que disparaban y me refugié en una mezquita. Allí vi a Fátima cuidando de su hijo herido.

P.- ¿Sabe algo de ellos?

R.- Después de conseguir el premio les visité y ambos están bien.

P.- Una imagen bella...

R.- No hay belleza en el dolor. Quienes hemos pisado tantos conflictos sabemos que no hay lugar para la belleza cuando asesinan a tanta gente. Puedes hacer instantáneas impactantes, pero eso no es belleza.

P.- Entonces...

R.- Hay dolor, mucho dolor. Mucho sufrimiento. Gente que lo pasa muy mal. Aunque también es cierto que cuando pasa todo, como ahora en la transición que vive Yemen, hay momentos de mucha esperanza.

P.- ¿Se implica emocionalmente?

R.- Eso es algo básico. No me gusta ir a los sitios por poco tiempo. En Yemen estuve tres meses y medio. Cuando te implicas con la población, sabes lo que les está pasando de verdad, conoces el proceso y hasta que no acabas, no te vas.

P.- ¿Se termina no sintiendo nada ante tanto dolor, tan repetido?

R.- Nunca se deja de sentir. Yo cada vez lo llevo peor cuando paso por momentos duros. Pero al mismo tiempo me doy cuenta de que si sigo allí, podré contar al mundo lo que ocurre de verdad.

P.- ¿Qué ha supuesto para su trabajo el premio recibido?

R.- Diez mil euros y que me llame más gente [risas].

P.- No siempre ha sido tan fácil.

R.- La verdad es que llevo 12 o 13 años batallando por ahí. En España falta conciencia sobre la importancia del trabajo de los fotógrafos. Aunque también es cierto que hay quienes han apostado por revistas de reportajes y la gente no compra.

P.- ¿No teme represalias en sus próximos trabajos?

R.- Si me hubiese pasado esto con fotos de Libia o de Egipto, no lo tendría tan claro. Yemen es un país donde los servicios secretos y la Policía son más tranquilos. No tengo ningún sentimiento de peligro.

P.- Con las cámaras digitales todos se consideran fotógrafo.

R.- Que cualquiera pueda hacer fotografías no significa que sea fotógrafo. Cuando empezó el tema de lo digital era bastante más difícil conseguir trabajo. Muchos medios de comunicación se conformaban con cualquier instantánea. Pero tras dos o tres años, los grandes medios se han dado cuenta de que necesitan imágenes buenas, no sólo imágenes.

P.- Retoque digital...

R.- Nunca uso Photoshop.

P.- Plantéese un reto a sí mismo.

R.- Me gustaría documentar la revolución en España.

P.- ¿Una primavera española al estilo de la árabe?

R.- Sí, me gustaría ser testigo de una revolución en España. Incluso creo que tenemos más motivos que Túnez, por ejemplo. Allí empezó la revolución con un 18% de paro y nosotros tenemos un 24,44%. Creo que nos están tomando el pelo. Creo que ya toca. Quizá de algo como lo que pasó en Islandia.

P.- Imagine tres escenarios para fotografiar esa revolución.

R.- Uno sería la Puerta del Sol, donde hice esa famosa fotografía en la que se ve toda la plaza llena de gente. Otro... la plaza Mayor. Seguramente, también alguien en el Congreso de los Diputados bajando la bandera española y colocando una bandera revolucionaria. Bueno, cuidado al escribir eso, que tu medio es EL MUNDO [risas].

P.- En EL MUNDO se puede opinar sobre cualquier tema.

R.- La verdad es que me he quedado muy gratamente sorprendido con su editorial sobre el tema del Rey. Están siendo mucho más críticos que otros medios presuntamente de izquierdas.

P.- Su próximo destino...

R.- Volveré a Túnez, Egipto, Libia y Yemen para contar la transición desde un punto de vista exclusivamente positivo. Gente disfrutando en los cafés, gente bailando...

P.- ¿Se lo pide el cuerpo?

R.- Sí. Es algo así como cerrar la historia. El pasado año me centré mucho en el conflicto y no hay que permitir que el mundo se olvide. Túnez ha desaparecido de las noticias y están haciendo una transición muy interesante, mejor que la española.

World Press Photo. Centro Cultural Moncloa . Hasta el 17 de mayo. Todos los días de 10 h. a 14 h. y de 16 h. a 20 h.