La comentada conversión de Fidel Castro

El ex presidente cubano podría anunciar al Papa que ha abrazado la fe católica

«Se puede ser marxista sin renunciar a ser cristiano, y trabajar juntos para cambiar el mundo». La confesión la hacía Fidel Castro en 1985 durante una entrevista con Frei Betto, el famoso fraile brasileño y teólogo de la liberación. Pero el líder de la revolución cubana, que estudió en un colegio católico y recibió de niño una educación profundamente religiosa, puede estar a punto de llevar a la práctica esas palabras. Ahora que está viejo y enfermo, podría estar dispuesto a poner fin a su proverbial ateísmo y abrazar a Dios.

Los rumores sobre la posible conversión de Fidel llevan ya tiempo rondando, pero se han desatado con bríos renovados con motivo de la visita de Benedicto XVI a la isla, donde permanecerá desde hoy hasta el miércoles. De hecho, hay quien especula con la posibilidad de que el barbudo revolucionario aproveche el encuentro que, según todas las apuestas, mantendrá con el Papa mañana en La Habana para informarle de su transformación mística y solicitarle la absolución. «La conversión de Fidel Castro podría ser el don más alto de la próxima visita de Benedicto XVI a Cuba», sentenciaba hace algunos días el diario italiano La Repubblica.

En el Vaticano no pestañean ante la posibilidad de que el líder comunista, que en agosto cumplirá 86 años y desde hace ya tiempo está achacoso, haya encontrado la fe ahora que el momento de su hora final está cada vez más cerca. «No sería la primera vez que se habla de la conversión de Fidel», asegura a EL MUNDO un monseñor de la curia que conoce bien la situación de Cuba. «Fidel fue educado como católico, dicen que de niño era muy pío. Podría ser que, a causa probablemente de su enfermedad, hubiera recuperado el fervor religioso».

«En los últimos tiempos, Fidel Castro se ha acercado a la religión. Ha vuelto a descubrir a Jesús en el umbral de la muerte, algo que no me sorprende porque papá fue educado por los jesuitas», aseguraba ya en 2006 su hija Alina. «No sé si le tiene miedo a la muerte. Pero estoy convencida de que hoy él está más interesado en la suerte de su propia alma que en el futuro de Cuba».

La de Fidel, en todo caso, sería más una reconversión que una conversión. Al fin y al cabo, el líder cubano no sólo recibió una educación religiosa durante su infancia, sino que en él ejerció una enorme influencia el padre Armando Llorente, el jesuita español que fue su maestro y su mentor en el colegio Belén de La Habana. Llorente falleció hace un par de años en Miami, a donde se trasladó en 1961 tras ser expulsado de Cuba junto a otros muchos sacerdotes. Falleció sin ver cumplido su deseo de que Castro, «en algún momento de lucidez», le pidiera que se desplazara a la isla caribeña para confesarle y absolverle. Pero ahora, su viejo sueño de que su ex alumno recupere la fe perdida se puede materializar.

«Fidel ya casi no tiene fuerzas, está en las últimas. Sabemos bien que en el último período se ha acercado mucho a la religión y a Dios», señalaba un alto prelado del Vaticano en declaraciones recogidas por La Repubblica. «En el momento extremo, la muerte siempre causa temor. Y si Fidel quiere decirle algo a propósito al Santo Padre, su Santidad estará listo para escucharlo».

Fidel, que siempre ha mantenido una relación de amor-odio con la religión católica, aseguró en una ocasión que la Biblia era su libro favorito. Y hace algunos años le pidió a dos importantes teólogos de la Liberación brasileños, Frei Betto y Leonardo Boff, que estuvieran a su lado en el momento de su muerte. «Siempre me han atraído los aspectos revolucionarios de la doctrina cristiana y del pensamiento de Cristo. Más de una vez, en el curso de los años, he podido demostrar la coherencia entre el pensamiento cristiano y el pensamiento revolucionario», declaró Fidel en una ocasión.

En el programa oficial del viaje del Papa a Cuba no está previsto ningún encuentro entre Benedicto XVI y Fidel, pero casi todo el mundo apuesta por que se producirá. Además el comandante, que demostró una gran sintonía con Juan Pablo II durante la visita que el Papa polaco realizó a Cuba en 1998, ya ha dicho en alguna ocasión que considera a Benedicto XVI «una buena persona».

Hace unos años, durante una visita a Cuba del actual número dos del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, Fidel llegó a asegurar que Ratzinger tiene «cara de ángel».

Pero aún en el hipotético caso de que el viejo revolucionario confiese a Benedicto XVI que ha recuperado la fe y le pida que le perdone por sus pecados, la conversión de Fidel será un acto íntimo que difícilmente trascenderá a la opinión pública. Será una especie de secreto de Estado.