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La revancha de Olli Rehn

El comisario europeo de Asuntos Económicos Olli Rehn le ha puesto tanto la proa a España que, al final, ha conseguido rebañarnos un trozo importante de nuestra economía: 5.000 millones más de ajuste, un 0,5% del PIB. Ésa es la recomendación que adoptaron anoche en el Eurogrupo con respecto a nuestro país y que tendrá repercusiones que aún no se pueden calibrar con precisión.

Es el precio del empeño de Rehn y de su equipo de confianza -que el domingo publicaba una carta al director de este diario desmintiendo cualquier animosidad hacia España-, que se propusieron que el anuncio de Mariano Rajoy de que el déficit de 2012 se situaría en el 5,8% no pasaría sin consecuencias. Para los burócratas de Bruselas fue especialmente ominoso que el pesidente hiciera su anuncio el mismo día y a pocos metros del lugar donde se firmaba el nuevo Pacto Fiscal europeo.

Rajoy puso sus números y Rehn, ahora, los suyos: que España debe cumplir con un objetivo de déficit del 5,3% del PIB. El silencio del ministro de Economía Luis de Guindos, anoche, no puede ser interpretado más que como la asunción de una derrota. Una derrota que tiene repercusiones para todos.

Que nuestras relaciones con Rehn son malas, era sabido. Se atribuyen a Antonio Beteta unas inoportunas declaraciones que encendieron al comisario europeo. Otras palabras de Cristóbal Montoro habrían redondeado el conflicto. Por el lado español, nadie quería profundizar en la batalla. Pero por el de un mal aconsejado Rehn, no ha sido igual. El comisario ha buscado reafirmar su, a todas luces, alicaída autoridad bajo el prisma del nuevo Pacto Fiscal, y ése ha sido el argumento que ha presentado ante los estados miembros para convencerles de que debían repartir, casi salomónicamente, la desviación planteada por Rajoy.

Al final, Rajoy pierde 0,5% del PIB, pero gana 0,9% respecto del objetivo de 2012.

El resultado es una auténtica chapuza made in Bruselas. Primero, porque el mismo comisario que una y otra vez ha reclamado tener todos los datos en la mano para poder juzgar la situación, ha pugnado por convalidar unas cifras provisionales en las que -a ojo de buen cubero- el Eurogrupo ha decidido repartir sus simpatías entre Rehn y Rajoy, favoreciendo a este último.

Y digo a ojo de buen cubero porque como bien señaló el portavoz de Rehn, Amadeu Altafaj, es necesario conocer todos los detalles antes de pronunciarse. Por eso extraña que, con tanta rapidez, los miembros del Eurogrupo hayan decidido imponerle a España ese 0,5% adicional, cuando aún no se han formulado los Presupuestos Generales del Estado correspondientes a 2012.

Aquí sabemos bien por qué Rajoy ha hecho lo que ha hecho. Lo acabamos de votar. Pero desconocemos las intenciones y los propósitos de la Comisión Barroso, de la que depende el comisario Rehn, ya que fue elegida en el ancient regime, cuando en Europa todavía discutíamos si debíamos tener una Constitución propia y si el euro debía sobrevivir o no.

john.muller@elmundo.es