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La prima de riesgo, el mayor éxito de ZP

La angustia en torno a la evolución de la prima de riesgo es el mayor éxito propagandístico de Zapatero. No pretendo minimizar la gravedad que representa que estemos incurriendo en unos costes de financiación equivalentes a los que pagábamos en 1997, ni disimular los graves errores que están cometiendo Merkel y Sarkozy que están liquidando la Eurozona, pero el nerviosismo desatado en torno a este baremo -que hace un año muy pocos conocían-, es la mejor prueba de que el presidente es tan buen publicista como mal gestor. Por eso quiero explorar otro camino.

Fue Zapatero el que dijo que la prima de riesgo iba a ser su «marcapasos» y la elevó así a la categoría de termómetro de su Gobierno. Fue él en persona quien instruyó a los periodistas sobre la importancia y las características de este indicador, del mismo modo que en 2005 se afanaba por demostrarnos que la inversión extranjera fluía confiadamente hacia España.

Ahora estamos agobiados. Ayer el Tesoro colocó deuda a corto plazo por encima del 5%. Un poco más de un 2% de rentabilidad real tomando en cuenta que el IPC está en el 3%. Y el bono a 10 años cotizó al 6,6%. No es un gran negocio si los precios se disparan esta década. Es verdad que Alemania se está financiando sin coste. El bono a 10 años está al 1,74% y eso, en una Eurozona con una inflación del 2% significa que los compradores de su deuda pierden dinero.

Nos hemos acostumbrado a la financiación barata y, sobre todo, al venenoso dopaje que suponen los tipos reales negativos como los que inflaron nuestra burbuja inmobiliaria. España tiene que romper con ese vicio y para eso tiene que vigilar y corregir su déficit por cuenta corriente que es la medida que nos indica si vivimos de acuerdo a nuestras posibilidades.

No es malo compararnos con Alemania, pero es enfermizo centrarnos sólo en el diferencial con el bund. No somos Alemania, aunque tengamos su misma moneda y no podemos aspirar a financiarnos al mismo coste que ellos. Pagar el mismo precio que Alemania, sin tener una economía tan productiva y flexible como la suya, equivale a infligirnos el mismo daño que nos provocó el BCE cuando bajó los tipos de interés a comienzos de este siglo, inyectando un chorro de dinero barato a nuestra economía que a todas luces fue excesivo y perverso.

Por eso, cuando ayer Mariano Rajoy dijo en un mitin que si triunfa el 20-N «romperá» con el asedio de la prima de riesgo, pensé que sólo con esa frase Zapatero ya se ha consagrado como maestro del disimulo.

Si salimos del ecosistema político español veremos que nadie en Europa habla con tanta pasión de la prima de riesgo fuera de un ámbito profesional. En Italia es un concepto que sólo se maneja entre los técnicos. En Francia, lo mismo. En Alemania, nadie habla de ello.

Cuando en alguno de estos países quieren ilustrar por qué España va mal, los telediarios no mencionan la prima de riesgo de España, citan el paro, nuestros 5.000.000 de desempleados. La prima de riesgo está como está por culpa del paro y no al revés.

Y ése es el gran triunfo de Zapatero: que aquí hablamos de la prima de riesgo todos los días y del paro apenas una vez al mes.

john.muller@elmundo.es