Morir en el agua huyendo del infierno

Decenas de refugiados somalíes fallecen en un ataque aéreo en Yemen del que se acusa a Arabia Saudí

Trataban de escapar del horror de Yemen, un país bajo continuos bombardeos, cuando encontraron la muerte en un ataque aéreo. Al menos 42 refugiados somalíes perdieron la vida la madrugada del viernes en las costas de la nación más pobre del Golfo Pérsico. «Es espeluznante», relató a EL MUNDO Abdo Mohamed, un yemení que a primera hora asistió a la llegada de los cadáveres rescatados del mar.

En la rudimentaria barcaza que los devolvió a tierra, una barahúnda de cuerpos se desperdigaba por los bidones de combustible y las pertenencias de los fallecidos. Entre las víctimas figuran niños y mujeres. 114 personas sobrevivieron a la tragedia. «Hay 91 personas en el centro de detención de Hodeida y otras 13 se encuentran en estado crítico en varios hospitales de la ciudad», detalló por teléfono a este diario Mahamat Nur, responsable de la oficina de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en la zona.

El grupo rebelde chií de los hutíes, que controla la provincia de Hodeida desde la que partió la embarcación, acusó del ataque a la coalición árabe que lidera Arabia Saudí y que desde marzo de 2015 bombardea el país. La aviación saudí, que ha lanzado ataques sobre la zona tras acusar a los insurgentes de usar pequeñas barcas para introducir armamento, no hizo público ningún comentario sobre el suceso. La barca zarpó pasada la medianoche de Ras Arra, en la zona sur de Hodeida. La matanza acaeció cuando se hallaban a unos 50 kilómetros de la costa, en las inmediaciones del estrecho de Bab el Mandeb (la puerta de las lamentaciones, en árabe), que separa el cuerno de África de la península arábiga.

Según el testimonio de los supervivientes, las personas a bordo de la embarcación comenzaron a gritar cuando un helicóptero Apache abrió fuego. Otras fuentes aseguraron que un buque militar también participó en el ataque. «Algunos supervivientes comentan que sufrieron un ataque aéreo y otros que fueron disparados con armas automáticas desde un barco cercano. Hay incluso quienes confirman que se produjeron ambos ataques», precisó Nur.

En total, 146 refugiados –con documentación del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR)– viajaban en la barcaza con destino a Sudán. Algunas víctimas indicaron que su meta era regresar a Somalia. Otras fuentes sugieren que el verdadero objetivo era alcanzar otro puerto de Yemen y desde ahí, Arabia Saudí. «Todos eran somalíes y, entre los que iban a bordo, había también solicitantes de asilo», apuntó el funcionario de la OIM. Según la ONU, Yemen acoge a más de 255.000 refugiados somalíes, atrapados en un país sometido a un brutal bloqueo.

El bombardeo obligó a la embarcación a regresar a puerto, donde fueron socorridos por empleados del Comité Internacional de la Cruz Roja. «Era una escena devastadora. Pude ver muchos hombres, mujeres y niños muertos o gravemente heridos», confesó Eric Christopher, un cooperante de la organización humanitaria. «Los supervivientes –agregó– nos dijeron que muchos pasajeros eran refugiados de Somalia o Yemen que huían del conflicto».

La Cruz Roja recordó ayer que «en virtud del derecho internacional humanitario, los civiles no deben ser atacados y que las partes beligerantes deben hacer todo lo posible para verificar que los objetivos sean objetivos militares».

El baño de sangre coincide con una nueva escalada de los ataques aéreos saudíes sobre la ciudad portuaria de Hodeida. Desde 2015 el plomo saudí ha golpeado escuelas, mercados, mezquitas o infraestructuras económicas. El fuego cruzado ha dañado o reducido a escombros 70 centros sanitarios. Más de 600 clínicas han cerrado desde el inicio de la guerra civil.

En el último año más de 10.000 personas han perdido la vida, según la ONU. La campaña de bombardeos ha exacerbado la carestía. Las organizaciones denuncian las enormes trabas impuestas por Riad para el acceso de su personal y el reparto de alimentos y medicinas.