Más allá de su sexo

«GALA es el futuro y estoy muy contento de que el tenis sea un deporte de masas que da oportunidades a la gente más allá de su sexo», ha dicho José Luis Escañuela, presidente de la federación española de tenis para justificar el nombramiento de Gala León como capitana de la Copa Davis. Lo primero que hay que decirle al señor Escañuela es que el tenis no es un deporte de masas, y mucho menos en España. Lo segundo es que la alta competición no está para dar oportunidades a nadie sino para que los mejores compitan entre ellos y los genios contra sí mismos. Y lo tercero es que a Gala León no se le ha dado esta oportunidad «más allá de su sexo» sino precisamente por su sexo. Lo único que sabemos de ella es que es una mujer, y lo único que sabemos del señor Escañuela, en relación con este nombramiento, es que ha querido a una mujer para el cargo.

Las cuotas son contrarias a la calidad y al espíritu competitivo. La alta competición, como el Ejército, no está para hacer experimentos sociales. El feminismo es un fanatismo que busca imponer su tiranía en la vida de los otros, y llama conquistas sociales a sus delirios totalitarios. A cualquier hombre se le habría exigido unas credenciales, un currículo, un mínimo grado de conocimiento público. Un debate sobre su idoneidad habría sido un debate técnico, deportivo. De Gala León sabemos que es una mujer, y la mayoría hemos aprendido su nombre justo en la hora de su nombramiento. Los que saben un poco más de ella, entienden que fue una tenista mediocre, y que las chicas a las que entrenó tampoco ninguna llegó a nada. Cualquier comentario sobre su capacidad y su idoneidad es tachado de machista por los deprimentes jinetes de la corrección política. Pero ¿dónde están sus méritos? ¿Qué talento desmiente que su contratación fue una decisión puramente sexista?

No es que nombrar a una mujer su capitana sea una falta de respeto a la profesionalidad y el esfuerzo de los tenistas españoles. La desconsideración consiste en despreciar esta profesionalidad, y este esfuerzo, jugando a cuotas y a frivolidades en lugar de operar según los más estrictos criterios competitivos.

Si tan feminista es Escañuela, y tanto quiere hacer por la mujeres, que dimita y recomiende a Gala para presidenta.