«Los argelinos y los marroquíes no quieren trabajar»

El alcalde de Vitoria dice que hay un fraude «escandaloso» en las ayudas a inmigrantes

En 2011, al alcalde de Vitoria, Javier Maroto (PP), el mensaje de mano dura con la inmigración y las ayudas sociales le dio buen resultado electoral. Además, fue uno de los promotores de la reforma legal para endurecer el acceso a la renta de garantía de ingresos a los extranjeros con menos de tres años de residencia en el País Vasco. Ahora, activada ya la precampaña para las elecciones de 2015, Maroto ha retomado esa línea y ayer acusó abiertamente a «argelinos y marroquíes» de no querer trabajar y de vivir de las ayudas sociales. «Es escandaloso», se desquitó.

El alcalde de la capital vasca, al que la oposición ha acusado de emplear un lenguaje xenófobo, habló con su habitual contundencia. «El fraude en las ayudas sociales para algunas nacionalidades concretas es escandaloso. Viven de ellas y no tienen ningún interés en trabajar», aseguró el regidor popular en la cadena Ser para matizar, instantes después, que atribuye ese fraude, principalmente, a colectivos magrebíes y no a «latinoamericanos», en quienes sí aprecia una voluntad de querer encontrar trabajo.

En Vitoria el porcentaje de extranjeros es del 9,5%, varios puntos por encima de la media vasca (6,8%). Según los datos del Observatorio Vasco de la Inmigración, de 23.000 nuevos vitorianos, unos 8.700 son originarios de África. En 2014 hay alrededor de 3.800 marroquíes empadronados, por 2.050 argelinos; 1.510 magrebíes cobraban la renta de garantía de ingresos en junio, un 25%. Las aludidas por Maroto son las dos nacionalidades más representadas en la capital vasca junto con los 2.300 colombianos.

Sin embargo, aunque la percepción de fraude en las ayudas sociales es generalizada, la estadística demuestra que no supera el 1% de los expedientes, que en el caso de las prestaciones abonadas por Lanbide –el Servicio Vasco de Empleo– benefician a unas 65.000 familias.

Maroto ya abrió, antes de verano, otro debate sobre la inmigración en Vitoria, al prohibir a mujeres musulmanas que se bañaran vestidas en piscinas municipales.