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  • Raul del Pozo

Mandan en Francia

Un catalán y una gaditana mandan en Francia: Manuel Valls, barcelonés, hombre fuerte del socialismo, ha sido nombrado primer ministro; y Anne Hidalgo, de la isla de San Fernando, como Camarón, ha conquistado la Alcaldía de París.

Los dos descienden de exiliados. Es que a veces se cumple la profecía de Jesse Jackson, que era negro, venía de muy abajo y quiso ser presidente de los Estados Unidos en 1984. «Nosotros los negros hemos cogido para vosotros los blancos el algodón y hemos planchado vuestra ropa. Las manos que cogían algodón un día escogerán un presidente». Jackson no lo logró; Obama, sí.

Los hijos de aquellas españolas –más de 50.000– que en los años 60 y 70 fregaban los váteres y criaban a los hijos de la encantadora burguesía, hoy son gente en París. Los franceses ya no nos miran como a un aguafuerte de Goya, unos desterrados que descubrían el caballito del bidé y las tetas de la libertad, aunque siempre acogieran a los huidos, fueran traperos o picassos. Montparnasse siempre fue nuestra última Posada del Peine.

Tenía razón Ernest Hemigway: a los que hemos vivido en París de jóvenes, la ciudad nos acompaña vayamos donde vayamos, a pesar del hambre o el frío que pasáramos. Pero que los españoles pisen tan fuerte en París es una noticia simbólica y europea. Rafael Alberti llamaba Cádiz a todo lo dichoso o lo luminoso que le aconteciera. Nunca olvidó las chumberas de la Arboleda Perdida. Cuando se exilió en París vivió a costa del «grande y bueno Pablo Neruda, verdadero ángel para los españoles en las orillas del Sena». Al poeta de Chile le encantaba escuchar a Rafael y a otros refugiados cantar El tamborilero o el Paso del Ebro.

De aquellos combatientes del éxodo descienden el primer ministro y la alcaldesa. Ella es hija de un obrero de astilleros que emigró a Francia en los años 70 y nieta de exiliados. El primer ministro es hijo de un pintor catalán también expatriado.

Lo de la gaditana tiene mucho arte. Los poetas latinos –Juvenal, Marcial– y los románticos –Gustavo Adolfo Bécquer– cantaron los cuerpos ondulados, los talles cenceños, los pies pequeños, el arte y el ángel de las gaditanas, aquellas bayaderas que arrebataron a Roma.

Luego protagonizaron con los tirabuzones el valor, las Cortes y la copla.

Y por último, esta almodovariana, Anne Hidalgo, a la que algún salop de merde ha llamado «la hija de la portera», amiga de Carmen Maura y Rossy de Palma, sin castañuelas ha conquistado la Ciudad de la Luz, a la que también ayudaron a liberar los republicanos españoles.