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  • Federico Jimenez Losantos

El tiquitaca fiscal

UNA DE las razones por las que el mourinhismo perdurará siempre en el imaginario de los aficionados blancos –también en los rojiblancos de Simeone, mourinhista confeso– y en todos los que rinden culto a la defensa vibrante y al ataque fulminante, es porque, en un momento de propaganda abrumadora, coincidente –y no por casualidad– con la logomaquia boba del zapaterismo, planteo la negación teórica y práctica, del principio ideológico dominante en el fútbol español del siglo XXI: esa forma de jugar del Barça y de la llamada Roja (Selección Española de Fútbol cuando era de España) que los modernos llaman tiquitaca y los castizos jugar p´atrás.

Porque una cosa es cambiar el juego cuando encuentras una banda más poblada que Manhattan o devolver la pelota a la defensa si el otro aprieta en la media, recursos eternos del fútbol, y otra muy distinta salir al campo a retroceder, a marear la perdiz, a toquitear la bolita hasta que el contrario, aburrido, deja hueco para el pase de tiralíneas, la paredita, la puntita y el tacón. Detesto ese futbolín del escondite que sólo puede prosperar –y sólo así ha podido prosperar– con la complacencia de los árbitros y de la canallesca deportiva.

En lo fiscal soy también amigo de las cosas claras: creo que todos los impuestos directos son un robo, que el de Patrimonio es un doble robo y el de Sucesiones un robo a los vivos y a los muertos. Los impuestos indirectos permiten controlar mejor lo que uno gasta y con ellos puede sacar el Estado de sobra para lo que necesita, sin tener que recurrir a la inquisición fiscal. O sea, que creo en lo contrario que el Gobierno del PP, que ha subido los impuestos más de lo que quería IU. Por eso veía bien el informe de los expertos para la reforma fiscal. Como en el Tribunal de Estrasburgo para soltar etarras, Rajoy podía escudarse en los técnicos para hacer las reformas que venía rechazando. Nada de nada. Montoro sólo quería jugar al tiquitaca fiscal, lejos del área. Mantiene el umbral recaudatorio del 37% del PIB, así que todo queda en cambiar de lugares de presión –IRPF, IVA– y, al final, ni eso. Dice que no tiene que aplicar el plan en su conjunto. ¿Y para qué tanto anunciarlo? Temo que sólo para quitar el impuesto de Sucesiones a Madrid y las autonomías austeras. Necesitamos un Mourinho en Hacienda, pero ya.