El centro de Melilla está al doble de su capacidad

Cuando un inmigrante consigue entrar a Melilla de forma clandestina, sabe de antemano que no se quedará en la calle. Los sin papeles tienen garantizado techo, alimento y asistencia social y sanitaria en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (Ceti), mientras el Gobierno tramita sus expedientes, una formalidad que puede llevar varios meses en función de las nacionalidades y de la situación de cada uno.

El centro fue construido a principios de la década anterior, con una capacidad máxima para 480 personas. Sin embargo, esta cifra queda muy lejos de la ocupación que habitualmente tiene, sobre todo en las épocas de mayor presión migratoria, como la actual. El censo oficial, tras la última entrada del lunes, se eleva a 1.041 inmigrantes, más del doble.

El Ceti se ha quedado sin espacio para acoger a tanta gente, por lo que ha tenido que echar mano de la ayuda militar para salir del paso en un momento crítico en el que, además, la alerta de que haya una nueva entrada masiva sigue estando presente.

Ayer, un camión del Ejército entraba en las instalaciones para llevar tiendas de campaña, literas dobles y triples y otros enseres, como mantas y colchones. Los subsaharianos echaron una mano bajo la lluvia para descargar la mercancía en el patio interior, donde se han instalado cuatro tiendas. Esto permitirá dar cobijo a 80 personas, cerca de la mitad de los que entraron el lunes, que prácticamente se veían fuera del Ceti.

Traslados a la Península

Ya no había huecos en las aulas de formación y otras dependencias del centro que llevan cerca de un año habilitadas como dormitorios. En concreto, desde marzo del año pasado, cuando la presión migratoria empezó a dispararse después de haber conseguido reducir los acogidos a poco más de 500, gracias al traslado periódico de grupos a la Península.

Los traslados semanales han sido incesantes desde que empezó esta legislatura. Esta misma semana ya se ha programado la salida de Melilla de 44 inmigrantes, lo que permitirá «aliviar un poco» la ocupación. Sin embargo, la dirección del Ceti lamenta que esta saturación impide desarrollar como querría los servicios sociales, sanitarios y formativos. No hay problema, de momento, para cubrir la alimentación, aunque hay colas para entrar en el comedor.