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  • Federico Jimenez Losantos

Pensar en el Príncipe

EL EMPEÑO del Gobierno en que la Justicia vuelva a desimputar a la Infanta Cristina demuestra que Rajoy, con tal de no hacer nada, es capaz de hacer cualquier cosa y que el Rey, empeñado en hacer cualquier cosa, es incapaz de hacer nada sensato. El daño que Zarzuela y Moncloa están haciendo a la Corona es tan evidente que sólo esa mezcla de obcecación senil y pereza servil explican esa insistencia en algo que debería preocupar a todos, sobre todo a los monárquicos: que el Príncipe herede algo más que deudas morales, turbias abundancias materiales y ruinas institucionales. Pero, al parecer, al padre no le importa reinar contra el hijo y a Rajoy no le importa gobernar a gusto del padre. Entre el borboneo y el rajoyeo, el pasarse y el no llegar, están dejando la Jefatura del Estado para el arrastre. Y en esta plaza, por los recortes, han vendido hasta las mulillas.

Que una Fiscalía vergonzosamente paralítica ante el alarde etarra del matadero de Durango corra en recurrir la reimputación de la Infanta prueba la corrupción política del Ministerio Público. Que los fiscales agridulces de Gallardón dejen pasar todas las afrentas, delitos y fechorías que en el País Vasco y Cataluña perpetran a diario los enemigos de la nación mientras acuden velocísimos a zancadillear al juez Castro, junto al separatista Miquel Roca, abogado del Jefe del Estado Español (!),resulta desolador: ver a la polvorienta maquinaria del Estado, incapaz de defender la integridad nacional y el orden constitucional, activarse velocísimamente para ayudar a unos sinvergüenzas que hace dos años iban a ser expulsados de la Familia Real (lo dijo el mártir Spottorno) y que ahora parecen lo único que salvar en la familia, parece una conjura para que el Príncipe no encuentre trono en el que sentarse. Como a Letizia, que quiso ponerse tan en el borde y en la esquinita de su asiento que no encontró donde aposentar lo aposentable y estuvo a punto de rematar con un trastazo vistosísimo el penoso espectáculo de su suegro.

Como Mariano sólo le hace caso a Arriola, el Gobierno debería repetir la encuesta de EL MUNDO de hace cuatro días. A ver cuántos piensan que el Rey puede remediar el desprestigio de la Corona. A ver cuántos creen que ayudar a la Infanta tan desnortadamente es ayudar al futuro Rey.