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Rueda sin preguntas... con pregunta

Es posible que se hayan publicado protestas previas de organizaciones profesionales de periodistas porque se anunciase hace días que los presos recién excarcelados de ETA, con más de 300 asesinatos a sus espaldas (no diremos «sobre sus conciencias», porque sería mucho presumir), ofrecerían en el antiguo matadero de Durango, regresado por unas horas a su anterior dedicación, una conferencia de prensa sin posibilidad de hacerles preguntas: justo lo que los periodistas denuncian, muy justamente, cuando eso mismo lo hace algún gobernante. Es posible, pero no nos consta.

Lo que sí nos consta, más que nada porque la noticia y el vídeo circularon como un reguero de pólvora por las redes sociales de internet, es que un periodista se rebeló allí mismo contra esa práctica contraria a la libertad de prensa y preguntó a los ex presos (los expresos, como si fuesen trenes, pretende la Real Academia Española que escribamos, tras su alocada reforma de la ortografía) si tenían alguna intención de pedir perdón por su interminable cadena de asesinatos. Mientras los demás reporteros presentes callaban, los organizadores lo vituperaron («si quieres lucirte, vete al circo») y dos de ellos lo empujaron hasta la salida.

De no ser por las iniciativas individuales en la red de redes, muchos lo habrían pasado por alto: en PeriodistaDigital.com ni mencionaban el incidente en su reportaje sobre el acto de Durango, mientras que en EL MUNDO sí aparecía, aunque en el noveno y penúltimo párrafo de una larga información y sin incluir el nombre del colega que se atrevió a romper el protocolo filoetarra, Cake Minuesa.

Hay que esperar que esa infravaloración en muchos medios de lo acaecido en Durango sea un despiste, sin más, al sopesarlo. Que no tenga que ver con el hecho de que el periodista trabaje en el grupo Intereconomía, que –justificadamente– no goza de gran popularidad por sus prácticas laborales y que es quizá el más derechista del país. Nada de ello debería desviar nuestra atención del hecho noticioso de que Minuesa ha sido el único periodista que ha hecho a los etarras (ninguno de los presentes, que sepamos, había anunciado previamente su repudio de la banda) la pregunta que, en pura lógica periodística, había que hacer. Y, además, rompiendo esa ley del silencio que hoy impone todo quisque en cualquier supuesta rueda de prensa.

¡Por una vez, en medio de la crisis de nuestra democracia y de nuestra profesión, que podíamos demostrar que sabemos ver el bosque pese a los árboles! Ay...