El jefe de Luis Bárcenas durante tres lustros, el ex tesorero del PP Álvaro Lapuerta, se escudó ayer en su mala salud y los consejos de su familia y abogado para no arrojar luz sobre la veracidad de la contabilidad B del Partido Popular.
Lapuerta, de 86 años, llegó al despacho del juez Pablo Ruz apoyado en un bastón y auxiliado por uno de sus diez hijos. El ex tesorero se presentó ante el magistrado con un folio en la mano que indicaba, con letra bien grande, lo que tenía que decir. En resumen, que se acogía a su derecho a no declarar por razones médicas, pero que su intención era colaborar y que si su salud mejoraba, tenía «datos» y los aportaría. No fue más preciso. El juez le advirtió que tal vez no tuviese otra oportunidad o que, si llegaba, tal vez fuese ya en un eventual juicio.
En realidad, la de Lapuerta no fue una negativa absoluta a declarar. Sí llegó a decir que se ratificaba en su declaración anterior, es decir, que confirmaba sus palabras ante la Fiscalía Anticorrupción, donde había dicho «la verdad»: que no conoce los papeles de Bárcenas y que no había una contabilidad paralela en el PP. Esas palabras son de los inicios de la investigación, cuando Bárcenas aún mantenía la versión de que los papeles eran falsos. Posteriormente, Lapuerta ya había comparecido ante Ruz en una ocasión. Por entonces no tenía problemas de salud –llegó y se fue de la Audiencia sin ayuda–, pero también se negó a declarar.
El ex tesorero –que como imputado tenía derecho a no declarar aunque estuviese como una rosa– explicó al juez que había autorizado a su abogado a ofrecer a la Audiencia Nacional todos los datos sobre sus cuentas bancarias, por si las querían investigar. Dijo que su patrimonio tenía origen lícito y provenía de sus puestos de abogado del Estado, de tesorero del PP, de un negocio relacionado con un periódico y de una herencia.
Lo que Lapuerta no quiso decir ayer tampoco pudieron desvelarlo la semana pasada los peritos de la Policía que han examinado los papeles. Los expertos grafólogos consideran «técnicamente imposible» determinar si las firmas que aparecen en los márgenes de las hojas de contabilidad B son de Lapuerta, algo que hubiera puesto al PP en una situación muy comprometida.
Hasta la fecha, los dirigentes populares que han comparecido ante Ruz han elogiado la figura de Lapuerta –en contraposición a la de Bárcenas–, al tiempo que descargaban sobre él toda la responsabilidad sobre las donaciones del partido entre 1993, cuando accedió a la Tesorería, y 2008, cuando cedió el puesto a Luis Bárcenas.
Bárcenas declaró ante el juez que esos visés son de Lapuerta, que estaba al tanto de las entradas y salidas de dinero negro y que recibía en su despacho de Génova a los empresarios donantes que aparecen en los papeles y que hoy están imputados.