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  • Manuel Jabois

Te querré siempre

CATALUÑA HA DADO una marcha más en su estrategia independentista: pasar el código de barras del derecho a decidir. Si hasta ahora lo que se exhibía era la voluntad sentimental del pueblo por regir su propio destino, un señor con gafas y aire de administrador concursal sacó ayer la calculadora. Fue un momento incómodo; el tercer capítulo de un documento en el que antes se enumeraban discriminaciones no sujetas a ecuación.

Hasta ahora los números se habían dedicado a cuantificar las muestras de afecto que salieron en masa a las calles; retirada la gente tras el éxito, llegó la hora de sacar el sentimiento a bolsa. El portavoz del Govern, señor Homs, cree que se cotiza en 9.375 millones de euros. Es el resultado, dijo, de la deslealtad del Estado con Cataluña: los impagos. La Generalitat le pone así precio a los cuernos; es un giro confuso pero profundamente realista. Los expertos suelen aconsejar que no se haga política con las emociones sin saber que son las emociones las que mueven la política a la manera del David Mamet de Heist, que corregía al que decía que el amor mueve el mundo. «Es verdad: el amor al dinero».

El protagonista de Smoke habla de cómo Sir Walter Raleigh pesó el humo: pesando un cigarro antes y después, ya junto a la ceniza que se había dejado caer en la balanza, para hacer la resta (acabó decapitado, supongo que por éste y otros motivos). El peso del alma lo propuso Iñárritu en 21 gramos, que es lo que debió consumir Keith Richards para contar que había esnifado a su padre. Lo que el señor Homs ha venido a decir es que si ponemos a España en la balanza, y luego Cataluña sola con la ceniza que se ha fumado Madrid, salen 9.375 millones de euros. Es una manera matemática de resolver el sentimiento catalanista del poder, pero no el del pueblo. A estas alturas el presidente de la Generalitat no va a aparecer en helicóptero en medio de la Via Catalana con un megáfono: «¡Dispérsense, que ya han pagado!».

Una noche Alvite se encontró esta pintada en los baños del Savoy:

-Johnny, te querré siempre.

-¿De cuánto dinero estamos hablando, nena?

El Govern catalán calcula que unos 9.375 millones son motivo de divorcio. La cifra dimensiona el problema: con 8.000 empezó a negociar su independencia la ex mujer de Abramovich.