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Bien hecho

Buen criterio el adoptado por la Comunidad de Madrid. Ya era hora de que se desmontara esa juerga de los cursos de formación de los sindicatos que han contado durante años con subvenciones millonarias, aunque los resultados obtenidos eran prácticamente desconocidos, amén de ignorar a dónde iban a parar efectivamente los dineros entregados.

Esto de los cursos de formación de los sindicatos era una manera más de obtener fondos públicos para las organizaciones, que tenían montada una red de formación de la que nunca se supo su eficacia ni su utilidad en el mundo de los desempleados. Era una de esas bicocas que los sindicatos han disfrutado durante años y, como todo en las finanzas sindicales, su uso y su distribución han sido un secreto igual que las cuentas generales de las organizaciones.

Y, visto lo que vemos en Andalucía, podemos imaginar cuál ha sido el destino de millones de euros que los sindicatos han recibido para hacer cursos como los de «risoterapia» o «gimnasia mental». Por ahí sin duda se han debido ir miles de euros de dinero público sin que nunca se hayan recibido explicaciones precisas de su uso.

Una de las singularidades de nuestro sistema: los sindicatos no dan cuenta del dinero recibido y de su destino final. Y así pasa lo que está pasando en Andalucía y que probablemente suceda en otras partes de España. Y ya es hora de atajar esa anomalía que no lleva más que a la corrupción generalizada.

Puede que la Comunidad de Madrid no quiera plantearlo en esos términos para no crear un problema añadido, pero de momento ha privado a los sindicatos de una bolsa de millones que no hacían nada productivo en el nivel de resultados que ahora es exigible.

Mucho mejor es el nuevo sistema implantado: consultar a las empresas cuáles son sus necesidades reales y organizar los cursos a desempleados de acuerdo a esa necesidad. Es lo lógico. Pero además es que los cursos no se han encargado, como hasta ahora, a las centrales sindicales, sino a otros centros de formación. De modo que sólo quedan cuatro que impartirá un centro vinculado a UGT. Esa es la prueba de que el anterior sistema era inoperante y sólo servía para engordar las arcas sindicales por nada. Es un buen comienzo pero queda mucho más por hacer.

Los sindicatos deberían, ahora que se sabe parte de sus desmanes, empezar a hacer una limpia absoluta de sus estructuras y su modo de funcionamiento, del mismo modo que se les demanda esto a los partidos. Si no, se encontrarán probablemente con el levantamiento de sus bases, gentes ajenas a toda marrullería, que se encuentran de pronto con que su organización se dedica a estafar el dinero destinado a los desempleados. No se puede ser más desleal a su historia y a sus propias gentes. Los cuadros y sus dirigentes deben dar muchas explicaciones.