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LAS CLAVES DE LA VOTACIÓN

JEQUE AHMAD AL FAHAD AL SABAH Presidente de ACNO

Petróleo por votos en el COI El líder del ‘lobby’ más poderoso

Un jeque vuelca la votación por Tokio tras un contrato millonario Japón-Kuwait

Nadie lo dice públicamente, pero importantes miembros de la delegación española y empresarios y patrocinadores presentes en Buenos Aires sospechan de juego sucio en la derrota de Madrid, según distintas fuentes consultadas por EL MUNDO.

Las miradas se centran, entre otros, en el influyente y más acaudalado miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) , el jeque kuwaití, ex ministro de Petróleo, Ahmad Al-Fahad Al-Sabah. Este hombre, presidente del Comité Olímpico de Asia y de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales, defendió la candidatura de Tokio porque, en su opinión, era la más tranquilizadora y segura tras los preocupantes signos de retraso que está mostrando Río de Janeiro para los Juegos de 2016.

«Ha sido importante el compromiso de Tokio. Los problemas con Río han jugado un papel en la decisión», justificó a Reuters el jeque, que sin embargo había mostrado antes sus simpatías hacia la candidatura madrileña. El apoyo de este ex viceprimer ministro de Kuwait se produce 10 días después de la visita del primer ministro japonés, Shinzo Abe, al Emirato para firmar un acuerdo de cooperación que incluye una alianza petrolífera clave.

Japón es el principal cliente de las exportaciones de petróleo de Kuwait y el pasado julio, último mes disponible, las importaciones japonesas subieron un 34% al alcanzar 224.000 barriles diarios. En el acuerdo firmado por Abe y el emir kuwaití del pasado 27 de agosto, el japonés se congratula de haber asegurado «un suministro estable y continuo de petróleo a Japón por parte de Kuwait» y también la promoción de «inversiones conjuntas de Japón y Kuwait en refinerías de terceros países». El acuerdo fue más amplio que el energético y alcanzó también el terreno político y de seguridad.

Movimientos como éste alientan teorías de la conspiración en la deprimida delegación española. «El COI es feudal y los japoneses han comprado los Juegos, porque Madrid era objetivamente la mejor», sostiene, pidiendo anonimato, un ejecutivo de una de las firmas patrocinadoras de la candidatura española.

«En el Comité Olímpico Internacional hace falta una reforma y que se vote a mano alzada. Esto no se arreglará hasta que los que voten tengan que decir a quién han votado y por qué», afirmó un importante empresario español presente.

«Madrid no ha perdido limpiamente, hay gente que se sabe mover mejor que nosotros con los miembros del COI», dijo otro. «Estoy segura de que ha habido seguidores de Tokio que han preferido votar a Estambul en primera vuelta para quitarse de en medio a Madrid, a la que más temían», sostuvo una relevante personalidad española presente.

Un miembro clave del COI, Juan Antonio Samaranch Junior, se mostró asombrado y deshecho ante Mariano Rajoy, pero se abstuvo de lanzar acusaciones al menos en público. Theresa Zabell, por su parte, sí declaró que se sentía «humillada» y que había miembros del COI que no habían cumplido la promesa de votar en favor de España.

Señaló a nada menos que una vicepresidenta del COI, la marroquí Nawal el Moutawakel, que declaró a Eurosport tras la votación que la razón de la derrota era que, en plena crisis, Madrid debía destinar su dinero a otros fines distintos de organizar unos Juegos. «Creemos que España debe invertir sus recursos económicos en materias más importantes que los JJOO», sentenció la marroquí.

El presidente de la consultora Global Strategies, Antonio Camuñas, veterano experto en el COI como ex director de la división de Relaciones Externas del Comité Organizador de Barcelona 92, se mostró muy crítico con el sistema de votación. «No veo mucho futuro a un sistema en que unos faraones elegidos por cooptación se permiten humillar a líderes elegidos democráticamente», afirmó a este diario. Camuñas consideró insólito que sin ninguna transparencia y por criterios desconocidos y caprichosos se puedan propinar tales varapalos a Obama, Rajoy o Erdogan. «¿Qué país ha conspirado contra Madrid y se ha movido para que no se le vote? La respuesta es fácil y se terminará sabiendo en cuanto se presenten candidaturas a 2024», apuntó también un alto ejecutivo en alusión a países europeos que no querían que prosperase Madrid, para que los Juegos no se disputaran en Europa en 2020 y no condicionar así los de cuatro años después.

Elegido en abril de 2012 presidente de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales (ACNO) –un consorcio que reúne a 205 comités de cinco continentes– hasta 2014, el jeque Ahmad Al Fahad Al Sabah, de 50 años, lidera el ‘lobby’ más poderoso del COI. Miembro de la familia real kuwaití y ex presidente de la OPEP, su influencia ha ido ganando enteros en los últimos tiempos. A principios del mes de julio, consiguió que Buenos Aires fuera elegida como sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018, pese a que todos los pronósticos situaban a Medellín como la favorita. Además, como director de la Comisión de Solidaridad Olímpica ha aumentado en un 40% el presupuesto del fondo destinado a ayudar a los países y atletas más desfavorecidos y maneja 438 millones de dólares. Miembro del COI desde 1992, es considerado como un líder en la sombra. En abril del año pasado sustituyó al frente de ACNO al mexicano Mario Vázquez Raña, quien renunció al cargo. Al Sahah contaba con el apoyo de todos los sectores de la asociación, salvo de una parte de los comités olímpicos americanos, fieles a Vázquez Raña, que denunció haber sido víctima de una campaña «demencial» de Al Sabah y del irlandés Patrick Hickey. Pese a las acusaciones de corrupción, el jeque ha ido ganando peso y no ha ocultado sus preferencias por Thomas Bach para que se convierta en el próximo presidente del COI. El aspirante alemán preside la Junta Consultiva de Weing AG, una compañía germana que está en manos de inversionistas kuwaitíes. Además, en 2008 le acusaron de conflicto de intereses por compaginar su labor en el COI con la de asesor en Siemens, que cerró con la olímpica Pekín contratos por 1.100 millones. / I. M.