• JMJ 2013
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  • Fernando Sanchez Drago

Adversus Haeresem

CHAPARRONES, apagones, empujones, embotellamientos... Ya ha vuelto el Papa al lugar del que ojalá no hubiera salido. Para soltar tonterías mejor quedarse en casa, ¿no? Descansen los brasileños del aluvión demográfico, vuelvan las garotas en bikini a Copacabana y tranquilícese el pontífice en Castelgandolfo. ¡Claro que, a juzgar por lo visto y oído, igual se niega a veranear donde sus antecesores lo hacían y elige una favela de ilegales en el extrarradio de Roma! Pronto, al paso que va, canonizará a Zapatero, Verstrynge, la Colau, Sánchez Gordillo, Cañamero, Willy Toledo y José Luis Sampedro. Lo del Che aún no se sabe, pero llegará. «La fe es revolucionaria», ha dicho a los pies del Corcovado ese émulo de san Vladimiro Lenin. ¡Y yo que siempre había creído que sólo la razón lo es! ¿En qué estarían pensando los purpurados cuando decidieron instalar en el solio de Pedro, que nunca fue Papa, porque aún no había Iglesia, a un teólogo de la liberación? Otra frase gloriosa: «Pon fe en tu vida y ésta tendrá un sabor nuevo». Sí, como la cocina de El Bulli. A este Sumo Pontífice, cualquier día, le prenden en la bocamanga tres estrellas michelín. ¿Hablábamos de gastronomía? Pues llega el plato fuerte: «los pobres, ha dicho, son la carne de Cristo». ¿De veras, Santidad? ¿No habíamos quedado en que la Iglesia que usted preside es ecuménica, o sea, universal, abierta a todos, sin excepción, y no mide a la gente por lo que tiene, sino por lo que es? Otra guinda (me la sirve un titular): «El Papa critica la legalización de las drogas». Ese buen samaritano saca así los pies de las sandalias del pescador, renuncia al sentido común y se suma a quienes apoyan el narcotráfico, las muertes por sobredosis y adulteración, el fraude fiscal y el derroche de dinero público para sostener una guerra que ya se ha perdido. Peor aún: condena el Papa de ese modo nada menos que el libre albedrío, piedra angular de la filosofía cristiana. ¡Sacrilegio! Para librarse de él tendrá que meter en el Índice a Tomás de Aquino y a todos los santos varones de la escolástica. Creía yo hasta hace poco que el Anticristo era Bill Gates, pero el Papa de la fe ha sembrado en mí la duda. Demagogia electoralista y populismo barato: he ahí la estrategia de este indigno sucesor de Ratzinger y Wojtyla. Aclaro, por si alguien me interpretara mal, que esta columna no va en contra de la Iglesia, sino a favor de ella.