NICCO MELE

«Los periódicos necesitan ser lo bastante grandes para pedirle cuentas al poder»

LUGAR DE NACIMIENTO: Ghana / EDAD: 35 años / OCUPACIÓN: Profesor de Harvard, consultor y autor de ‘The End of Big’, un ensayo sobre la influencia de internet / AFICIONES: Escribir entradas en la Wikipedia sobre poesía / SUEÑO: Combinar lo bueno de las viejas instituciones y lo bueno de la innovación tecnológica

En la sala de reuniones de la consultora de Nicco Mele cuelgan variantes del póster Hope de la campaña de Obama de 2008. Alrededor del cartel original, se encuentran New Hope, con el dibujo de un robot, Pope, Dope (drogado) o Yes we khan bajo la imagen de Gengis Kan. Mele trabaja en una mesa con sillas naranjas o de pie en su Mac colocado en un podio en su tranquila oficina de Somerville, una pequeña ciudad a las afueras de Boston. Ha asesorado a Barack Obama, la Fundación de Clinton o la ONU, ayuda a startups y prepara sus clases sobre Gobierno e Internet en Harvard. Acaba de publicar The End of Big, un ensayo sobre cómo las pequeñas webs, campañas políticas en internet o milicias han dejado descolocados a los periódicos, los gobiernos y los ejércitos. Aunque es un entusiasta de la tecnología, insiste en los peligros de perder las grandes instituciones.

Pregunta.–¿Cuáles son los riesgos del triunfo de lo «pequeño» impulsado gracias a la tecnología?

Respuesta.–Es bueno y malo. He impreso mi funda del iPhone o sandalias para mis dos niños pequeños en la impresora en 3-D que tengo en mi despacho de Harvard. Hay un tío en Texas que distribuye planes para imprimir pistolas. Gracias a la tecnología, si llevas una impresora así a un campo de refugiados puedes imprimir retretes, pero también puedes imprimir armas.

P.–¿Quién traza la línea?

R.–Tú, todos nosotros. Es la principal labor del liderazgo en el futuro.

P.–¿Qué grandes instituciones van a desaparecer?

R.–Tengo malas noticias… Adoro el periodismo, pero los periódicos dependen de la publicidad y de los suscriptores. Viven de empaquetar datos y venderlos y es un modelo que ya no funciona. La publicidad on line no da tanto dinero. No creo que los periódicos vayan a sobrevivir. Y eso es un problema porque el periodismo es muy importante. Tenemos que construir cosas que no sean periódicos donde el periodismo pueda vivir.

P.–Usted escribe que junto a lo pequeño habrá empresas cada vez más grandes. ¿Los periódicos no pueden estar en esa categoría?

R.–Los siete grandes, que son Amazon, eBay, Skype, Twitter, Google, Apple y Facebook, necesitan de millones de personas para funcionar. El periódico tendría que ser una plataforma de noticias en la que millones de personas pudieran participar para tener ese tipo de escala.

P.–¿Es posible?

R.–Probablemente no. No necesitan ser tan grandes como Google. Pero necesitan ser lo suficientemente grandes para pedirle cuentas al poder y para protegerse a sí mismos.

P.–¿Necesitan ser más grandes por la competencia de los pequeños medios?

R.–La mayoría de las organizaciones periodísticas van a ser más pequeñas, tal vez de 20 ó 30 personas.

P.–¿Cómo va a haber periodismo de investigación o información internacional?

R.–Encontraremos respuestas. Hay experimentos buenos como Kickstarter, Wikipedia o Storify. Son formas que ayudan a ver el futuro del periodismo de investigación. Wikipedia es una entidad muy grande y un buen artículo de Wikipedia es buen periodismo por mucho que les duela a los reporteros.

P.–Pero en noticias importantes, como el atentado de Boston, los lectores buscan información en las marcas en las que confían, como el New York Times o el Boston Globe.

R.–Claro, las grandes organizaciones tienen autoridad y credibilidad. Y eso es lo que necesitamos. El problema es que la manera de pagar con anuncios ya no funciona. Necesitamos nuevas maneras de pagar por ello. Por ejemplo, cada vez que haces clic en una historia podrías pagar un céntimo. Si mucha gente hace clic puedes hacer mucho dinero.

P.–¿Empieza a haber costumbre de pagar por las noticias?

R.–La gente se está acostumbrando. Aún estamos dando los primeros pasos. Twitter o el iPhone no tienen ni 10 años. Estamos al principio. No estoy tan preocupado porque hay mucho tiempo para aclararse.

P.–¿Qué pueden aprender los viejos periódicos de los nuevos experimentos?

R.–El día de las elecciones, el 20% del tráfico del New York Times fue por el blog de Nate Silver. Una buena lección es dar poder a periodistas individuales y relevantes.

P.–Por otra parte, The Economist se publica sin firmas y tiene éxito…

R.–Es una buena manera de hacerlo también. Pero lo que podemos aprender de internet es el poder de los blogueros individuales. Las redacciones tienen que aprender. Los periódicos hacen muy difícil seguir las historias. Cuando leo una historia en el periódico que me interesa y quiero leer las 10 siguientes sobre ese tema mientras se desarrolla es difícil hacerlo. Los periódicos y las redacciones están construidos alrededor de viejas conjeturas. El diseño de las redacciones, la manera en que publicamos las noticias y la monetización de las noticias tienen que cambiar. Cuando leo un artículo podría darle una propina al autor. Tengo que poder decir «éste es un gran artículo, voy a darte 10 dólares». Si pienso que es bueno, quiero leer todo lo demás que escriba ese autor; si escribe un libro quiero que Amazon me lo compre inmediatamente. Hay todo tipo de oportunidades que no estamos aprovechando. Los directores piensan en imprimir el periódico, en qué va haber en la portada, en las columnas… Son cosas que no tienen sentido. Lo que sí tiene sentido es comprobar los datos, tener fuentes, mantener la integridad. Eso lo tenemos que seguir haciendo.

P.–¿Cuáles son las ideas más interesantes que ha visto en prensa últimamente?

R.–Hay un proyecto de estudiantes de la Universidad de Columbia en el que al final del artículo te preguntan cuánto crees que vale esa historia. Hay una casilla para que pagues lo que quieras. Entre las startups interesantes, Circa ofrece la oportunidad de seguir las historias todos los días con una alerta en cuanto hay un artículo nuevo sobre el tema que me interesa. En la portada del New York Times hay 30 historias, pero sólo me interesan dos y quiero seguirlas todo el tiempo, no una vez al mes cuando vuelvan a estar en portada.

P.–¿Los medios tienen que parecerse más a las compañías de tecnología?

R.–Los medios deben ser más como las compañías de tecnología y las compañías de tecnología deben ser más como los medios. Es un crimen que Google no emplee a ningún periodista. Saca todo su dinero de periodistas.

P.–¿Cuál es el mejor consejo para un periódico en un país en crisis como España?

R.–Deja espacio a los nuevos líderes y experimenta más. Por ejemplo, lo de dejar pagar por cada artículo lo que quiera el lector es un experimento muy fácil. Hay que hacer un centenar, un millar de esas cosas.

P.–Usted trabajó para Howard Dean y Obama. Las dos campañas nacieron pequeñas y triunfaron gracias a internet, aunque una acabó mal y otra muy bien, ¿por qué?

R.–El tiempo y las circunstancias importan. La campaña de Obama fue una inusual combinación de viejo y nuevo y eso la hizo muy exitosa. En cierto sentido era muy tradicional con un liderazgo de arriba abajo. También era una campaña muy abierta hacia afuera. El reto es combinar la vieja manera de hacer las cosas con la nueva. Eso se aplica también al periodismo. Lo viejo y esencial es buen relato de las historias, uso de buenas fuentes, periodismo cuidadoso y profundo, pedirle cuentas al poder, comprobar los hechos. En política es lo mismo: cómo combinas lo nuevo y lo viejo para tener el máximo impacto. Dean tuvo demasiado nuevo y no tuvo suficiente de lo viejo. Y Obama era la combinación adecuada.

P.–¿Por qué es tan difícil utilizar ese modelo estando en el gobierno?

R.–El Gobierno no es tan flexible como las campañas políticas. Las instituciones oficiales son muy problemáticas. Cuando Obama tomó posesión, el Gobierno no quería que tuviera Blackberry o un e-mail. La institución del Gobierno no está sincronizada con la realidad de los tiempos. La tecnología y las instituciones van en direcciones opuestas. Los buenos líderes pueden compensar esa brecha. En política es más fácil porque es flexible. El Gobierno es difícil de cambiar a propósito.

P.–También trabajó para McCain, aunque la mayoría de su carrera ha estado con demócratas…

R.–Trabajo para cualquier candidato que tenga integridad y que quiera cambiar el sistema. Los dos partidos tienen la culpa de haber arruinado el país. Lo arruinamos nosotros, es nuestro país, pero ninguno de los dos partidos es útil. Apoyaré a cualquiera que esté dispuesto a cambiar. La clase media está desapareciendo. Estamos yendo hacia donde está España, con desempleo juvenil muy alto, trabajos precarios y mala sanidad. Ése es el futuro de Estados Unidos. El 19% de los aparcacoches tienen títulos universitarios y deudas por sus estudios de decenas de miles de dólares. ¿Y qué está pasando en Washington? Nada.

P.–Aparte de la campaña de Obama, ¿hay otras modélicas?

R.–La del ex senador Scott Brown. El Tea Party también es interesante. O la de Ron Paul. El problema con la innovación y las campañas políticas es que van sólo de ganar elecciones y no de cambiar la vida de la gente o mejorar la democracia. Qué sentido tiene ganar si ponemos a gente que está interesada en dinero y poder y no en justicia y en cambio.

P.–Usted dice que internet fomenta la polarización en política y no contribuye al debate. ¿Se puede cambiar eso?

R.–Como dice la ley de Godwin, en cualquier discusión on line, si esperas un poco, alguien será comparado con Hitler. La discusión verdadera requiere presencia y a internet no se le da bien la presencia. Internet nos deja ser amigos de la gente sin ser amigos de verdad. También nos deja tener debates sin tener debates. Pero lo que sea internet depende de nosotros. En lugar de aceptar comentarios en las noticias, ya que nunca hay debates útiles, los periódicos pueden proponer a los lectores quedar en un lugar y hablar sobre el tema o el artículo. Son nuevas maneras de llevar a la gente a debates cara a cara.

P.–¿De todas las grandes plataformas, ¿hay alguna que vaya a durar más?

R.–La más impresionante es Amazon. Es una compañía física con almacenes, camiones y empaquetadores. Ya que tiene tanta infraestructura, Amazon va a durar más que Google.