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Entrevista al PP

Estoy sentado junto al PP (24 años, una gaviota de logo, 800.000 militantes) en una mesa ante dos tintos de verano. Hablamos en una terraza por encima del estrépito de la Castellana.

–Aznar–digo– sacó a España a bailar al centro de la pista. Ahora está más invertebrada y más arruinada ¿Qué hace Rajoy?

–España había perdido las últimas vértebras y se movía por Europa como una araña; ahora vuelven a contar con nosotros.

–Piden la dimisión de Cospedal y es posible que la llamen como imputada.

–Porque es la que da la cara y así se ha ganado el apoyo del partido. Sus enemigos están nerviosos, Arenas sufre ataques de pánico. Ella cree que Gallardón es el conspirador, pero está cogido por los huevos en lo de Nóos y en el caso de la dama de hielo, Montserrat Corulla. María Dolores cuenta con el apoyo de los presidentes regionales y, sobre todo, con la gente. La llamen como testigo o como imputada está dispuesta a contar todo lo que sabe. No piensa en ella, sino en los militantes.

–¿Cómo se comporta Mariano?

–Con su táctica: dejar hacer. No hay quien lo mueva. Mira los enredos de los dirigentes y cuando toma decisiones tiene peor leche que la anguila con bigotes, como tú decías. Creo que hay demasiado cachondeo en Moncloa con los euros de chocolate (los que no existían en la época que se citan). Nunca hubo caso judicial y político está dejando de serlo.

(Un periodista alemán que nos acompaña explica que Mariano sigue la misma táctica de Helmut Kohl: el aussitzen (quedarse sentado). Kohl aguantó la acusación de financiación ilegal durante 16 años, al final lo echaron cuando era presidente honorario).

–¿Y de los recibís, qué?

–Eso es de traca. El tesorero daba dinero, para gastos, y se quedaba con los recibís. No rompía las facturas. Acebes preguntaba a Luis cómo va lo del dinero, le decía que bien y olvidaba las cuentas.

–¿Caerá el presidente?

–No, nunca. Pero debe saber que el miedo es el más estúpido de los consejeros. El partido está esperando un golpe de autoridad.

Al final me dice el PP:

–Te voy a hacer un regalo: prudencia, fortaleza, templanza, justicia, las virtudes cardinales.

–Y yo otro a usted: cambie la polca, no culpe al periódico, sino a algunos de los suyos. Y déle recuerdos a Mariano, que como Cánovas, según el rey Alfonso XII, se quedó bisojo por mirar contra el Gobierno; él se está quedando bizcocho de mirar a Alemania y al partido.