• Las cartas boca arriba
  • Sala de columnas
  • Luis M. Anson

ALFREDO PÉREZ RUBALCABA

Los ‘eres’ andaluces exigen una declaración pública del PSOE y UGT

Querido secretario general del PSOE…

Resulta ciertamente apabullante que el tesorero de un partido político dé con sus huesos en la cárcel. Desde la presunción de inocencia, habrá que convenir que el Partido Popular tiene muchas cosas que explicar. Si los jueces así lo dictaminan, resulta que Luis Bárcenas ha choriceado una cantidad abrumadora de dinero. En 2011, el Partido Popular gastó 133.398.210 euros e ingresó, a través de las cuotas de sus afiliados, 12.303.879. Eso significa que el 90% de lo trincado por Bárcenas, aparte sus negocios en Bolsa, es dinero público. Dejo a un lado la presunta financiación ilegal del partido y los sobresueldos eventualmente no declarados a Hacienda.

Dicho todo esto, mi querido Alfredo, nada más escandaloso que lo ocurrido con los eres andaluces. Un centenar de imputados, entre ellos altos cargos socialistas, dirigentes del PSOE y sindicalistas de UGT, han sido acusados por una juez seria y responsable, Mercedes Alaya. El saqueo de fondos públicos, que alcanza cantidades apabullantes, no se ha hecho en esta ocasión a costa de un partido o de unas empresas poderosas sino en perjuicio de los trabajadores sacudidos por los eres y conducidos al paro. Es decir, algunos socialistas y algunos sindicalistas se han forrado el hígado con el dinero destinado a paliar la situación de los más desfavorecidos. José Antonio Griñán, al borde de la imputación, ha puesto los pies en polvorosa y Magdalena Álvarez se muestra atascada y contrita, acusada de «transferencias de financiación» que permitieron «el dispendio continuado de fondos públicos», lo cual, si se confirmara, supondría su destitución fulminante del BEI, donde la enchufó Zapatero con un sueldo suculento. Ante la situación cada día más agria, el presidente andaluz ha abierto los portones del poder a su paniaguada Susana Díaz, quien, según Isabel San Sebastián, «no ha ganado jamás un euro fuera de la política ni ha abrevado en otro pesebre que en el del Partido Socialista, donde empezó a trabajar mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Sevilla; tal vez por ello tardaría diez años en terminar una carrera de cinco, mientras el contribuyente subvencionaba el 80% del coste de su educación».

Tan descomunal, sí, tan descomunal es el escándalo de los eres que resulta obligada una declaración pública, solemne y conjunta, del Partido Socialista Obrero Español y de la Unión General de Trabajadores, en la que se condene explícitamente lo ocurrido en Andalucía, se pida perdón a la ciudadanía, se asegure que nada semejante volverá a ocurrir y se dé seguridad de que tanto el partido como el sindicato facilitarán la acción de la Justicia, caiga quien caiga. El votante socialista, créeme querido Alfredo, está asqueado de lo ocurrido en Andalucía.

JOSÉ MANUEL GARCÍA-MARGALLO

En Egipto, ¿médico de urgencia o de cabecera?

PILAR JURADO

‘Mi vida sin mí’ es tu segunda ópera de gran aliento musical

Querida Pilar…

«Aviso para navegantes. Atención a Pilar Jurado. Nada en ella es vulgar. Tiene defectos como soprano y como compositora. Y no pocos. Pero sus virtudes los superan y abruman. Es una cantante que acaricia los más varios registros. Hay mucha seda en su voz que se empasta a veces de melancolía, a veces de agresividad. Es una directora con autoridad. Es una compositora de ávido aliento y ardiente ambición». Esto escribí yo hace dos años cuando el gran Mortier decidió estrenar en el Teatro Real tu ópera La página en blanco. Recuerdo la dirección musical de Hengel, la escenografía de Polzin, el trabajo de Hermann y, sobre todo, tu música y tu voz, Strauss y Messiaen al fondo. No me extraña que Mortier haya subrayado públicamente los rasgos de genialidad de tu obra.

Así es que he celebrado con satisfacción tu nuevo éxito, Mi vida sin mí, tu segunda ópera. A Manuel Dallo, en las páginas de este periódico le has dicho que te gustaría armonizar en tu persona a María Callas y a Edita Gruberová. Poco tienes que ver con ellas. Las desbordas en vitalidad y en personalidad. Por encima de los oropeles y los fuegos artificiales, has sido capaz de decir, querida Pilar, que «las alfombras rojas pueden ser verdaderas autopistas a la vulgaridad».

Eres ya uno de los nombres grandes de la vida cultural española. Somos muchos los que estamos pendientes de tus actuaciones, de tus óperas, de tus discos, de la autenticidad que desbordas en todo lo que haces. Eres muy joven y la vida abre para ti horizontes despejados de esperanza.